viernes, 1 de marzo de 2024

A Pie de Calle I. New York

We Go Together (Escultura de Gillie y Marc)

Entrada al Paramount Building

Lilholts pooley pool 6 avenue Midtown Manhattan

Arte en la calle. NY

Reloj clásico Canterbury. NY

El Toro de Wall Street

Atardecer, Amanecer. (Revolución) Plaza de Battery Park City. NY
https://bpca.ny.gov/place/sunrise-sunset-revolution/

Bicicleta de plumas morada. Arte callejero. NY

Monumento a la Liberación Gay de George Sagal en Christopher Park. NY 

Independece Flagstaff. Union Square Park

High Line de New York City

Poste para llamadas de emergencia, boca de riego y taxi. NY

Chimenea para la salida de vapor de la red subterránea de tuberías
que lo transportan por la Gran Manzana. 

Solo paseando descubres una gran cantidad de curiosidades para las que no hace falta reservar visita, sacar entrada o hacer cola. Y si con el paso del tiempo vuelves sobre ellas e indagas un poco en la historia de lo que has visto, y te has traído congelado en imágenes, te encuentras uniendo al disfrute de la primera vez, el divertimento del reencuentro. 

Un ejemplo: el humo que sale por la chimenea, y que muchos atribuyen al Metro neoyorquino, tiene una muy interesante historia detrás. Solo hay que buscar.

viernes, 9 de febrero de 2024

La Cámara de los Pájaros

Cotorra argentina 1 (Myiopsitta monachus)

Colirrojo tizón 1 (Phoenicurus ochrurus)

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)

Cotorra argentina 2 (Myiopsitta monachus)

Colirrojo tizón 2 (Phoenicurus ochrurus)

Garza blanca 1 (Ardea alba)

Garza blanca 2 (Ardea alba)

Paloma torcaz (Columba palumbus)

Dos meses largos llevaba sin usar mi Sony bridge con su super zoom. La verdad es que ya hacía tiempo que por algún lugar se le había colado suciedad a la óptica y me salían unas manchas oscuras en las fotos, que me costaba Dios y ayuda disimular con el programa de edición que uso: El Microsoft Digital Image 2006 Suite Editor, que me pasó hace un porrón de años mi amigo Antonio, quién supongo lo seguirá utilizando desde el cielo, donde seguro continúa cargando con su mochila y haciendo fotos desde que se fue el año pasado. De vez en cuando le echo un ojo a su blog Navegando por la vida, por si publica algo nuevo.

Al principio eran unas simples motas, que más o menos conseguía eliminar o, al menos, disimular. Pero últimamente la cosa empezó a pasar de castaño a oscuro y se me fueron quitando las ganas de utilizarla, tirando más del móvil y de la Canon, que obviamente, carece del zoom pajarero de la Sony.

Las cámaras de fotos, por si alguien no lo sabe, son caras de narices, y los objetivos con zoom para la Canon, ya ni te cuento, así que me propuse arreglarla. En Murcia, la última vez que la llevé y comenté lo de la suciedad, me dijeron que sí la podían intentar limpiar, pero con riesgo de que cascara. Como en aquel momento no era mucho el problema, lo dejé. Con este antecedente, descarté Murcia de principio y llamé a un taller de Elche, que ya me había solucionado un problema con un objetivo hace unos años, y me dijeron que las "bridge" no las reparaban. Decepción. 

-Llame usted al ST en Madrid, a ver que le dicen. 

(ST de Sony en Madrid) -Pues dos posibilidades tiene: que se pueda arreglar o que no. Si se puede, son tantos euros más los portes, y si no, los portes igualmente. ¡Menudo negocio, pensé!

Mi última opción: volver al inicio y llevársela al técnico de Murcia. Así lo hice. Dos días después me llaman para decirme que sí se puede limpiar, que son menos tantos euros. ¡Encantado, adelante! Al poco me llamaron y fui a recogerla y probarla. ¡Niquelada! Ni una mota, y además ha mejorado el enfoque y la luz, con lo que no tengo prácticamente que echar mano del programa de mi querido Antonio. Así que el finde pasado la reestrené con los resultados que traigo a este post.

PD El nombre de "cámara de los pájaros" se lo pusieron mis hijas, a las que no les gustan las fotos que les hago con ella. Prefieren la otra. Pues eso, la otra para ellas y esta, para ver más allá. 

domingo, 4 de febrero de 2024

Alba y Ocaso

Alba 1 (Con lucero incluido)

Alba 2

Alba 3

Alba 4 (Primer rayo de sol)

Ocaso 1 (Último rayo de sol)

Ocaso 2

Ocaso 3

Ocaso 4

Hay dos momentos en el día en los que, si estás mínimamente a ello, te das cuenta de que la tierra se mueve, y no despacio precisamente, sino a buena marcha. Casi en un abrir y cerrar de ojos pasas de la penumbra incierta a la cegadora claridad, y viceversa. Son esos instantes, el alba y el ocaso, en los que el sol aparece y desaparece de nuestro campo visual a una velocidad de la que durante el resto del día, y por supuesto, la noche, no tenemos conciencia.

Seguramente, fueran esos los momentos en que nuestros parientes humanos a lo largo de los tiempos,  se plantearon cuestiones tan enjundiosas como: ¿El sol da vueltas a la tierra? o, por el contrario, ¿es la tierra la que gira alrededor del sol? Esto del geocentrismo y el heliocentrísmo dio para muchos debates, algunos de los cuales acabaron malamente para sus participantes. Que se lo pregunten a Galileo Galilei. Y si ya metemos en la discusión a los terraplanistas, ¡apaga y vámonos! 

Yo, personalmente, soy de menos debatir y más disfrutar. Y aprovechar el tiempo ¡Que va más rápido de lo que pensamos!

P.D. Todas las fotos están hechas desde el mismo sitio (la terraza de mi casa) Esa que me dio tanto juego durante el confinamiento en la pandemia.

sábado, 3 de febrero de 2024

Bienestar Animal

Vecinas de Santa Eulalia, al fresco con sus mascotas

Vaya por delante que no tengo mascota. Ahora. Después de Wally, nuestro agaporni inseparable que campaba y volaba a sus anchas por la casa (cuando le abríamos la jaula), decidimos que había sido el último. El último de una innumerable saga de periquitos, canarios, jilgueros, diamantes, cotorras, ninfas, mirlos... y hasta un hámster que han compartido casa, coche y vacaciones con nosotros desde siempre.

Dejo dicho lo anterior para que quede claro, que algo de conocimiento sobre bienestar animal puede que tenga después de una vida compartiendo con alguno de ellos. ¿Y a cuento de qué, vengo con estas ahora? Pues porque una cosa lleva a la otra, y una mañana, soleada mañana de febrero, haciendo unos recados de esos que si no te apuntas, no acabas haciendo nunca, enfilé la calle Puerta Nueva, en esta Murcia en la que solo se acaba el buen tiempo cuando llegan los abrasadores meses veraniegos (cada vez más largos y secos) y en la puerta de una copistería me topé con un carrito de bebé, con su ocupante dentro, y nadie más a la vista. Cierto es que al acercarme, pude comprobar que la atenta madre se encontraba tres o cuatro escalones más arriba, con un ojo en la copistería y otro en el bebé. 

No, el bebé no estaba abandonado a su suerte en la vía pública, aun cuando a primera vista lo pareciera, aunque si así hubiera sido y la madre en vez de estar donde estaba, hubiera estado tomando tranquilamente un café en la cafetería que habría sido la copistería, cualquier transeúnte (incluido yo) se habría alarmado, si no escandalizado, por el desahogo de la madre, y el bienestar del bebé. 

Normal, estarás pensando, cualquier ciudadano de bien de los que ahora tanto hablan los políticos se habría cuando menos preocupado, y solicito, buscado a la madre, agentes de la autoridad o hada madrina protectora del bebé, o incluso a los servicios sociales que se hicieran cargo de la situación.

Hace unos años, visitando a nuestra hija, de Erasmus en Kaunas, un mes de abril que pelaba de frio, al atardecer, mientras paseábamos por la ciudad, nos llamó mucho la atención que en la acera, a la puerta de algún comercio o cafetería, aparentemente dejados de la mano de Dios, nos encontrábamos, no uno ni dos, sino varios bastantes, carritos de bebé con el correspondiente niño dentro. Abrigadito, pero dentro del carrito y fuera del establecimiento. 

A nosotros, gentes del cálido sur, no se nos ocurría razón para tamaño desatino y así se lo hicimos saber a nuestra Erasmus, quien, como ya llevaba por allí un tiempo, se había hecho a las costumbres locales y, según nos explicó, aquello no era ninguna maldad ni nada por el estilo, sino lo que se conoce como "siesta nórdica", que consiste en dejar a los bebés en sus carritos durmiendo en la calle para acostumbrarlos al frío, y porque consideran que es beneficioso para su salud.

Pero esto iba de mascotas y también de un perrillo que una tarde esperaba pacientemente a su dueño en la puerta de la carnicería, en la cálida Murcia que antes mencionaba, y de la que le podía caer a su dueño en el caso de pasar por allí algún agente de la ley, conocedor de la Ley de Bienestar Animal que prohíbe a los dueños de mascotas dejarlos atados en la entrada de lugares públicos, y que además de cuarto y mitad de solomillo, acabaría llevándose de recuerdo la correspondiente multa por su osadía: "Así lo indica el apartado d) del artículo 27 de la ley, artículo en el que se específica que queda prohibido mantener a los animales "atados o dejados sin supervisión en áreas públicas, sin la presencia constante de la persona responsable de su cuidado y comportamiento". Además, esto se considera una infracción de cierta gravedad que lleva consigo una multa. Concretamente, según el artículo 73 de la ley, se considera este acto una infracción de nivel bajo, lo que significa que podría conllevar una multa que oscila entre 500 y 10,000 euros"

Vete a Kaunas y cuéntales esto, ¡A ver qué les parece!

Claustro de la Facultad de Derecho. UM. La Escuela

Pero no os engañéis con este relato desenfadado, no pretendo frivolizar sobre las leyes protectoras ¿Cómo no voy a estar de acuerdo en proteger a los más vulnerables de la sociedad? Los bebés, los hambrientos, los sin techo, los ancianos, los enfermos, los pobres, los pobres de necesidad, los animales, y todo aquel o aquello que requiera ser protegido. Con lo que no estoy de acuerdo es con normativas sectarias que apabullan y encorsetan a la sociedad, como tampoco con aquellas que se hacen a la medida de individuos concretos, para su provecho. 

La sociedad, nosotros, nuestros hijos necesitamos más, mucha más, tolerancia, afectividad, empatía, caridad y educación y no tanta norma que piensa por nosotros, nos estabula y cuadricula, dejando en un cajón, cada vez más pequeño, la posibilidad de decidir libre y voluntariamente, en el respeto a los demás.

martes, 30 de enero de 2024

¡Voley...Volando!













Catorce años han tenido que pasar, media vida, para volver a disfrutar un partido de voleibol con Rocío en la cancha. Del Polideportivo de San Javier en marzo de 2010 al Centro Municipal Deportivo Fernando Martín de Madrid en enero de 2024. Aquel partido lo ganaron y este último ¡También!

De aquella adolescente con genio y determinación ha surgido una mujer con más determinación si cabe, el genio atemperado y unas tremendas ganas de vivir, disfrutar y no dejar pasar la mínima para lograr sus metas. Y entre ellas, sentirse bien consigo misma aprovechando la rendija más diminuta por la que colarse para lograrlo. 

Cuando hace un par de meses anunció que quería volver al voley y hablo con su hermana, voleibolera veterana, de la posibilidad de entrar en un equipo, todos la animamos, pero la que más, su hermana, que lleva disfrutando con este deporte durante mucho tiempo, y sabe de sus aptitudes para ello.

Así que, compaginando trabajo, casa, viajes..., la vida de cualquier joven de su edad, le hizo un hueco al voleibol, buscó un equipo y ¡a jugar! Y el domingo, como transportados en una alfombra mágica en el tiempo, volvimos a sentarnos en un graderío para ver jugar a nuestra pequeña (siempre lo será), y a disfrutar con ella, porque no hay nada como ver disfrutar a un hijo. Calladitos, rodeados de forofos del equipo contrario, pero con la sonrisa feliz de verla ganar su primer partido en esta nueva etapa, en la que, lo primordial sigue siendo divertirse, hacer deporte, la buena compañía, el trabajo en equipo, y si además ganas, ¿Qué más se puede pedir?

sábado, 20 de enero de 2024

Navidad a Cuatro


Este año ha tocado de "a Cuatro", ¡Que ya era hora! entre enfermedades, pandemias, estancias en el extranjero, y celebraciones fuera del sitio, llevabamos una larga temporada sin reunirnos en casa por Navidad.

Cuando se planteó el dónde y el cómo celebrarla este año, las vástagas fueron unánimes: ¡En casa, como en los viejos tiempos!, hay que poner el árbol -ese modelo "slim" estrecho de dos metros de altura que cabe perfecto en su hueco-, los adornos navideños de la casa, los belenes y ¡El espumillón! Todo el paquete.

Dicho y hecho, desde el 2 de diciembre, el árbol ocupó su lugar que no ha abandonado hasta que se perdió el rastro de los Reyes Magos, y poco a poco, el resto de la coreografía volvió del trastero para recibir a las niñas a tope de ambiente navideño.


Dos semanas una y una semana la otra, con perrijo incluido -Ryuu-. ¡Y más bien! Menos salir a la calle juntos para una comida, o alguna visita típica de belenes o luces navideñas (bastante pobres, por cierto) a causa de un inoportuno catarro que nos tuvo en jaque el grueso de las fiestas, hemos aprovechado muy bien estos días juntos, que para mí, y para su madre también, constituyen una alegría y un verdadero tesoro de afectividad. Poder compartir tardes de charla, comidas, bromas, pelis, crucigramas, juegos de mesa, familia, familia... Lo dicho, un tesoro.



Hasta los Reyes Magos se acoplaron a las circunstancias y compinchados con Papá Noël, nos colmaron de regalos el Día de Navidad, que para eso habíamos enviado nuestras cartas con antelación y seguros de que, habiéndonos portado bien, no habría carbón para ninguno.

Hablando de regalos, uno que sonará raro, pero que me ha hecho especial ilusión, ha sido conseguir que la peque se aviniera a recoger su título de Graduada, casi cinco años después de acabar la carrera; así que el último día antes de vacaciones negociamos una subida a la Facultad a por él. 

- Lo hago por tí, que te hace ilusión tenerlo. Dijo la muy despegada. Me dió igual, la dejé de vuelta en el Gim y, ya envalentonado, me fuí a su Instituto a por el de Bachiller, que allí seguía por el mismo desinterés que el otro, y trás unos emails de consentimiento de prisa y corriendo, ¡También me lo dieron! ¡Más contento que unas pascuas acabé esa mañana! Cosas de padres que solo se entienden cuando lo eres.


Solo de pensar en estos días juntos se me pone cara de bobo y pienso en la suerte que tenemos con dos hijas maravillosas que nos quieren y nos lo demuestran, ¿Se puede pedir más? pues sí, ¡Repetir pronto la jugada!

Todo lo anterior no habría sido posible sin mi maravillosa esposa que ha creado esta familia con inteligencia y cariño -desde que Blanca apareció un caluroso día de agosto, completando el equipo con Rocío una primavera- haciéndola crecer unida y procurando lo mejor para cada una en cada momento según sus necesidades y su caracter. Nadie lo habría hecho mejor, y sigue en ello.

Tampoco habría sido posible sin ellas, con sus caracteres dispares y complementarios a la vez, y el hecho de que sigan queriendo reunirnos y compartir juntos, me hace pensar que esta familia tiene cuerda para rato, lo cual les agradezco hasta el infinito y más allá.

 ¡Gracias a mis tres mujeres!