sábado, 20 de enero de 2024

Navidad a Cuatro


Este año ha tocado de "a Cuatro", ¡Que ya era hora! entre enfermedades, pandemias, estancias en el extranjero, y celebraciones fuera del sitio, llevabamos una larga temporada sin reunirnos en casa por Navidad.

Cuando se planteó el dónde y el cómo celebrarla este año, las vástagas fueron unánimes: ¡En casa, como en los viejos tiempos!, hay que poner el árbol -ese modelo "slim" estrecho de dos metros de altura que cabe perfecto en su hueco-, los adornos navideños de la casa, los belenes y ¡El espumillón! Todo el paquete.

Dicho y hecho, desde el 2 de diciembre, el árbol ocupó su lugar que no ha abandonado hasta que se perdió el rastro de los Reyes Magos, y poco a poco, el resto de la coreografía volvió del trastero para recibir a las niñas a tope de ambiente navideño.


Dos semanas una y una semana la otra, con perrijo incluido -Ryuu-. ¡Y más bien! Menos salir a la calle juntos para una comida, o alguna visita típica de belenes o luces navideñas (bastante pobres, por cierto) a causa de un inoportuno catarro que nos tuvo en jaque el grueso de las fiestas, hemos aprovechado muy bien estos días juntos, que para mí, y para su madre también, constituyen una alegría y un verdadero tesoro de afectividad. Poder compartir tardes de charla, comidas, bromas, pelis, crucigramas, juegos de mesa, familia, familia... Lo dicho, un tesoro.



Hasta los Reyes Magos se acoplaron a las circunstancias y compinchados con Papá Noël, nos colmaron de regalos el Día de Navidad, que para eso habíamos enviado nuestras cartas con antelación y seguros de que, habiéndonos portado bien, no habría carbón para ninguno.

Hablando de regalos, uno que sonará raro, pero que me ha hecho especial ilusión, ha sido conseguir que la peque se aviniera a recoger su título de Graduada, casi cinco años después de acabar la carrera; así que el último día antes de vacaciones negociamos una subida a la Facultad a por él. 

- Lo hago por tí, que te hace ilusión tenerlo. Dijo la muy despegada. Me dió igual, la dejé de vuelta en el Gim y, ya envalentonado, me fuí a su Instituto a por el de Bachiller, que allí seguía por el mismo desinterés que el otro, y trás unos emails de consentimiento de prisa y corriendo, ¡También me lo dieron! ¡Más contento que unas pascuas acabé esa mañana! Cosas de padres que solo se entienden cuando lo eres.


Solo de pensar en estos días juntos se me pone cara de bobo y pienso en la suerte que tenemos con dos hijas maravillosas que nos quieren y nos lo demuestran, ¿Se puede pedir más? pues sí, ¡Repetir pronto la jugada!

Todo lo anterior no habría sido posible sin mi maravillosa esposa que ha creado esta familia con inteligencia y cariño -desde que Blanca apareció un caluroso día de agosto, completando el equipo con Rocío una primavera- haciéndola crecer unida y procurando lo mejor para cada una en cada momento según sus necesidades y su caracter. Nadie lo habría hecho mejor, y sigue en ello.

Tampoco habría sido posible sin ellas, con sus caracteres dispares y complementarios a la vez, y el hecho de que sigan queriendo reunirnos y compartir juntos, me hace pensar que esta familia tiene cuerda para rato, lo cual les agradezco hasta el infinito y más allá.

 ¡Gracias a mis tres mujeres!






2 comentarios:

  1. Precioso artículo!!
    Enhorabuena por tus mujeres y por ti.
    Graciad

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  2. mUY FELICES FIESTAS, SÍ. Y CON EL TÍTULO EN EL BOTE!

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