viernes, 24 de marzo de 2023

La Gran Geoda

Mina Rica. Pulpí (Almería)

Hola Javi, esta semana me he acordado especialmente de ti porque fuimos de visita a una mina en la que descubrieron la geoda más grande, dicen que del mundo. Así, de casualidad, picando en una pared hasta que aparecieron cristales de yeso a lo grande, la geoda es de cristal de yeso, muy frágil como sabes, -con un grado de dureza de 2 en la escala de Mosh-, vamos, que se raya con la uña. Es la Gran Geoda de Pulpí y la encontraron en la Mina Rica de ese municipio almeriense, que nos cae a tiro de piedra de Murcia y que lleva relativamente poco tiempo abierta al público. https://www.geodapulpi.es/


Gran Geoda de Pulpí

Es de esas cosas excepcionales que por tenerlas tan a mano, no aprecias hasta que te encuentras al lado de un suizo, un madrileño o una catalana que han venido ex profeso para verla.  La visita a la mina fue muy interesante y además contamos con un guía estupendo, Manuel, que nos hizo un recorrido sumamente ameno y teatral, con alguna que otra mentirijilla que no te puedo contar para no destripar del todo la visita si te animas a realizarla alguna vez. 

Por lo visto, le pusieron el nombre de Mina Rica por la gran variedad de minerales que alberga, aunque solo se explotaron unos pocos. Hay unas cuantas y empinadas escaleras, pero merece la pena el ejercicio por la recompensa de poder colar medio cuerpo dentro de la geoda para verla y atisbar una fantasía. Que te digo yo que hay que asomarse a esa joya transparente para disfrutar como Indiana Jones en busca del Arca Perdida.

Castillo de San Juan de los Terreros.
Pulpí (Vista costa murciana)

Castillo de San Juan de los Terreros.
Pulpí (Vista costa almeriense)

La visita a la mina estaba combinada con la entrada al Castillo de San Juan de los Terreros, una fortaleza del siglo XVIII con unas vistas espectaculares de la costa fronteriza entre Almería y Murcia, que alberga en su interior algunas salas de exposiciones con minerales y fósiles, así como una visita virtual a la mina y en la que sí "entras" en el "corazón" de la Geoda, y que fue el complemento ideal de la visita real. https://youtu.be/dmqsJR51nZo 

Como remate y ya al caer la tarde, acabamos en el pueblo, Pulpí, en un edificio llamado Espacio Escénico en el que, como no, hay una sala dedicada a los minerales, en la que una experta que se conocía al dedillo los más de mil ejemplares que atesora, nos puso en situación para poder disfrutar en condiciones del espectáculo. la Sala Negra de Pulpí, repleta de vitrinas con minerales luminiscentes de todo el mundo y que cuando apagaron las luces y encendieron las ultravioletas se convirtieron en una exhibición de luz y color. https://youtu.be/wfEKZjTNzT8

Así que sí, me acordé de ti y de lo que disfrutarías de la visita. Ya sabes, si no la conoces, cuando vuelvas por aquí, no me importaría repetir la visita con un experto.

Minerales con luz general

Minerales con luz ultravioleta

Un fuerte abrazo. Fernando

viernes, 3 de marzo de 2023

La Memoria

Puente Viejo y Catedral, La Nuit. Murcia

Esta Era Visual es lo que tiene, todo nos entra por los ojos. Aunque falto a la verdad cuando digo todo, porque sí hay cosas que física e incluso metafísicamente no nos podemos meter por el ojo, sin ir más lejos, la viga en el propio tras ver la paja en el ajeno. Eso no lo supera ni la mejor de las culturas visuales.

A lo que iba, que me disperso. Quizá esto que sigue ahora sólo es cosa mía y de mi propia brutez, vaya ello por delante. Pero me pasa, tan acostumbrado últimamente a darle al ¡clic!, que ya no hago en la mayoría de las ocasiones ni el menor esfuerzo en rebuscar en mi memoria lo que tan fácilmente me pone el ¡clic! al alcance.

Y sobre todo lo noto en aquellas materias que allá por la primaria y el bachillerato predemocráticos, que regulaban la Ley sobre Educación Primaria de 1945, la Ley de Ordenación de la Enseñanza Media de 1953 y la Ley General de Educación de 1970, que nos instruían en Ciencias Naturales, en las que aprendíamos sobre bichos, piedras y plantas, el cuerpo humano con todos sus huesos, órganos, y torrentes varios, que por aprender, aprendíamos todo lo que hay dentro de un ojo, al detalle, y así con el resto, y los exámenes eran orales y exhaustivos. Física, Matemáticas, en las que lo que más me gustó fue la trigonometría con sus senos, cosenos y tangentes ¡tengo unas libretas impecables de aquella época de las que no entiendo ahora una "jota"! Lengua, la gramática, ortografía, ... las cartillas con los dictados, los verbos y sus recitados, las redacciones... La Química, también me gustaba aquello de formular uniendo celdillas y palitos para crear figuras preciosas, los ácidos, las sales, la orgánica y la inorgánica. Literatura, donde conocimos a nuestros grandes escritores, sus generaciones, novelas, poesías, teatros y leíamos, vaya si leíamos, "Las inquietudes de Santi Andía", recuerdo que fue de los últimos. Geografía, pero geografía a lo grande, de España, del mundo, la física con ríos y afluentes, cordilleras y sistemas montañosos, lagos, volcanes, islas, continentes, climas, y eso de todo el mundo mundial, y en la política, los países de todo el orbe, las banderas, las capitales, los idiomas. Historia, desde la Prehistoria hasta nuestros días y, por no pecar de exhaustivo (que lo estoy siendo) y de repelente niño Vicente (que también), acabo con el Dibujo técnico, materia fascinante, de la que aún guardo algunas de mis hazañas: una palomilla de rosca, una bicicleta, una locomotora y algun conglomerado de líneas entre dos ejes, que entonces veía con claridad y ahora... ahora no. Un lunar: el inglés, ¡ay el inglés!  ¡que no me llegaba ni a entrar por un oido para salir por el otro!, y el Latín... otro que tal...

Puesta de sol invernal. Murcia

Y no, no teníamos nada al alcance de un ¡clic!, pero en mi caso, de todas las materias anteriores tuve unos magnificos maestros y profesores que nos enseñaron a aprender a gusto, con ganas, con curiosidad; que nos motivaban a estudiar para saber y sentirnos orgullosos de nuestra capacidad para hacerlo. 

Las leyes cambian, los recursos educativos también, la exigencia fluctúa, pero los buenos profesores y el interés por aprender siguen ahí, solo hay que tener suerte para encontrar a los primeros e interés por lo segundo.

¿A cuento de qué toda esta perorata? Pues al mismo que cuando empecé este blog, allá por 2006: para acordarme de cosas, para ejercitar esa masa gris que tenemos entre las orejas, para retomar esta historia que dejé en el andamio el 26 de enero de 2018 y aún no ha perdido el sentido, por agradecimiento a los hermanos Montoya, a Paco Márquez, a José Carmona y a todos aquellos que supieron inculcarme el gusto por aprender, más que la obligación de hacerlo. 

Y me voy, que es la hora del rosco de Pasapalabra, a ver si consigo acertar 20, que para las 25 ya se necesita mucho leer y una memoria descomunal.

Suculenta al sol

P.D. Esta disertación me la ha inspirado mi padre, que con sus 92 años siempre ha tenido, y tiene, una memoria envidiable. No hay más que tirar del hilo... y te sumerjes en la enciclopedia de los últimos 100 años.