miércoles, 18 de septiembre de 2019

Una DANA Contra el Muro


Monasterio de Los Jerónimos

Contra el muro Alonso-Alfonso tropezó la peor y más larga gota fría que se recuerda en el levante español. Hay un proverbio que comienza: “El hombre propone y Dios dispone…”, y eso les pasó a Almudena y Juan Carlos a cuatro días de su boda. Ellos habían diseñado durante meses, con todo mimo y detalle, una celebración que hiciera inolvidable ese día tan especial para ellos, pero llegó la DANA y dispuso que todo aquello quedara patas arriba y que hubiera que jugar de nuevo el partido en solo cuatro días.

En esos 4 días, a Almudena le dio tiempo a todo, tuvo tiempo de echarse unos lloros de desconsuelo, a pensar en aplazar la boda… y también tuvo tiempo de recomponerse y, apoyándose en ese muro del principio, que cada año que pasa se hace más sólido e infranqueable, de poner de nuevo en marcha a su equipo, y con la misma precisión que monta un baile con sus niñas en la academia, a organizar una celebración para tropecientas personas, y esta vez, sí, que todo saliera perfecto.

El Muro

Siempre me quedan en la cabeza algunos momentos de la ceremonia y últimamente, como he perdido algo de oído, el ratito de coloquio entre el sacerdote y los contrayentes al pie del altar, me cuesta retenerlo, aunque algo oí de tormentas interiores y exteriores y de lo contenta que estaba por haber decidido continuar con la boda a pesar de las adversidades, porque estaba resultando el día más feliz de su vida. ¡Pues claro, Almudena! La boda es la boda y después de todos los festejos, al que te acabas llevando a casa es a Juan Carlos, y no a los 400 de la celebración.

Si que, a pesar de mis problemas de oído, algo me sigue atronando en la cabeza, y es el ¡Shemá Israel! que David se saca del cuerpo, que parece tuviera un amplificador en el estómago y un sintetizador en la garganta (soy su fan) y que los cielos se van a partir en dos si aumenta un poco más los decibelios.

David

El cambio de ubicación de la celebración, yo creo que al único que perjudicó fue al coche de los novios, que, veterano él, le tocó ir cuesta arriba cuando al principio era cuesta abajo; por lo demás, una celebración magnífica, con una temperatura ideal, con todos pasándolo bien y contentos de ver a Juan Carlos y Almudena felices después de tantos nervios y sinsabores.

Mi enhorabuena más sincera, para vosotros y para el MURO que tenéis detrás y que siempre estará ahí, a las duras y a las maduras.

P.D. ¡Ah!, el baile, magnífico y el porté de Dirty Dancing, ¡Espectacular! ¡Si te viera tu madre! (Es que es profesora de baile decía una asistente a otra; ahhhh!, claro...) y siguió la noche...

El Río

viernes, 11 de enero de 2019

Sorpresa inesperada


Hola Magüy querida, ya estamos en 2019, !el tiempo sigue pasando en un pis-pas!, y aquí estamos de nuevo, encarando un nuevo año, con nuevos propósitos, o renovando antiguos que quedaron aparcados.

Este año, como sabes, hemos vuelto a pasar la Navidad en una casa rural, en Bullas, bueno, en Bullas, Bullas, no, a ocho km. en mitad del monte, que, aunque ha hecho buen tiempo, al caer el sol hacía una rasca que no veas. Hemos pasado unos días genial, solo faltó Miguelillo, que por trabajo no pudo venir de Andorra, y a ti no te pongo falta porque fue como si estuvieras entre la barahunda familiar.


Ha sido un gustazo ver a todos los primos disfrutando unos de otros sin solución de continuidad, las charletas animadas por todas partes, los cambios continuos de interlocutores, los ratitos para la guitarra, las sistecillas de la Abu que se portó como una jabata, la chimenea que dio mucho juego, los reputados cocineros con las migas, los pavos rellenos, y demás aportaciones, como la de tu madre y sus papas arrugás que se trajo en la maleta desde Tenerife. Tinichi ha sido el rey del café cargado y las tostadas, y ¡hasta se atrevió con un bizcocho de chocolate! La cervecita de Yayo también ha tenido su incidencia en el ambiente festivo que se creó. Te digo que envió cerveza como para llenar media piscina, y  a los dos días tuvo que reponer porque se acababa. Y entre tu y yo, la que mejor, mejor se lo ha pasado, ha sido Maricar, que desde que le cambiaron el cuentakilómetros, parece el conejito de Duracell. Solo te digo que una tarde me la encontré en el cuarto de las niñas a gatas encima de una cama, haciéndolas todas. Como también vino Clarita, pusimos un árbol y el amigo invisible se convirtió en Papá Noel, y ella en su duende repartiendo los regalos, ¡unas risas!

Bueno, pues eso, que muy bien la Navidad en Bullas, que como tenía un cielo tan oscuro y se veían las estrellas de maravilla, por las noches, aunque fuera un momentito, por el frío, todos, en algún momento, nos asomábamos al porche y mirábamos al cielo buscándote en su inmensidad.


¡Ah!, oye, que yo te escribía también para otra cosa: resulta que, no recuerdo cuando, hice una copia de todas las fotos que la Abu tenía en su cámara, esa que cada vez que aparecíamos alguno sacaba para inmortalizar el momento. Pues hoy, que me he quedado en casa porque tengo un trancazo estupendo, poniendo un poco de orden en mis cosas, me las he encontrado, con la agradable sorpresa de verte en algunas de ellas, así que, les he dado un repasillo, y aquí que las coloco para que no estén solo en un rincón de una carpeta, de otra carpeta, en un ordenador.

Que te quiero, sobri. Un besazo.