sábado, 3 de mayo de 2025

Fundido a Negro

Entre San Pedro Chanel (que suena a perfume) y San Pánfilo de Corfinio (que suena... a lo que suena) y unos cuantos santos más, echó a andar el lunes 28 de abril de 2025, como un lunes más tras el descanso dominical.

Para mí comenzó allá por las 7:30 de la mañana con mi tabla de estiramientos matutinos en la cama, cuando ya había transcurrido más de un cuarto de día, que para muchos seguro había empezado antes.

El mundo seguía ahí como pude comprobar al levantar el estor grande del cuarto de estudio, como todos los días, y la maquinaria de la obra del solar de enfrente, a pleno rendimiento sonoro en su empeño de excavar los cimientos del edificio que inexorablemente nos dejará sin la mitad de las vistas de la Sierra de Carrascoy, desde la Cresta del Gallo hacia la izquierda según se mira.

Ducha, desayuno y trabajo matutino, todo seguido. Prensa digital, la muerte del Papa y las quinielas para el Cónclave como cabeza de cartel, y los típicos dimes y diretes de los políticos a costa de la asistencia de unos y otros al funeral, el selfie de las ministras y la icónica foto de Zelenski y Trump limando asperezas en la casa del difunto.

El día continúa y una visita al super se hace necesaria. Siempre hacen falta cosas para comer, así que se impone una salida rápida "al" Mercadona para reponer efectivos.

Transitando el pasillo de los congelados, los precocinados, la carne y el cortador de jamón, ¡PLUF! (así me sonó a mí) se fue la luz... 3, 4 segundos y enseguida regresó; no toda, los lineales siguieron a oscuras, pero todos seguimos a lo nuestro. Acabé mi compra, pasé por caja, pagué con tarjeta. 

-Se irá la luz, pero esto no deja de funcionar (dijo entre risas la cajera señalando el datáfono) Según mi tique de compra, eran las 12:42 del mediodía.



Había transcurrido ya más de medio lunes 28, seguramente el que le tocaba a San Pedro Chanel, y lo que restaba de jornada era el turno de San Pánfilo. Y con San Pánfilo comenzó mi fundido a negro.

En la puerta esperaba un señor con su carro, (ensimismado en su móvil) a que llegara el ascensor, que no llegaba, porque no funcionaba. 

- Aquí esperando al ascensor, no funciona

- Yo no creo que vaya a funcionar pronto, me voy con mi carro por la entrada de vehículos

- ¿Es que se puede bajar con el carro?

-Supongo que sí, tiene ruedas, igual que los coches (Un poco borde mi respuesta, lo se) Y con las mismas salí por la puerta y enfilé hacia la rampa del garaje, viendo de reojillo que el fulano se lo había pensado mejor y venía detrás.

El primer contratiempo lo salvé con éxito, bajé la rampa, cargué mi coche y regresé a casa con un tráfico comedido y ausencia total de semáforos, pero el sol brillaba en lo alto en un bonito día primaveral, así que llegué a casa tan tranquilo.

Pero, ¡Ay amigo! Al llegar a la entrada del garaje, un coche parado. 

- No funciona el mando, me dice Justino. 

No hay luz en el edificio, ni en la calle, completa Diego, un vecino del primero que está hablando por teléfono con Mari Luz, su mujer, que asomada al balcón, (a cinco escasos metros) termina la información, 

- Ni en Murcia, ni en Molina, ni en Alicante... 

Diego, que tiene de todo, echa mano de la llave del garaje y abre la puerta al estilo manual, esto es, al empujón despacito para no cargarse el sistema y Justino y yo bajamos nuestros coches a la boca del lobo.

Justino, con una pierna que le da mucho la lata, sube refunfuñando la rampa, y yo, cargado como una mona, (Quién me manda comprar tanto) me subo los cuatro pisos desde el garaje hasta mi casa, a donde llego con la lengua fuera, pero llego. 

Con las mismas vuelvo a bajar, Rocío tiene revisión en el oftamólogo después de comer, y en previsión de que no llegue la luz y la puerta del garaje se atasque, saco la moto y la dejo en la acera. A estas alturas, ya había echado un vistazo al móvil para conocer el alcance del apagón y ya sabía que estaban afectadas España y Portugal, amén de parte del sur de Francia, y que muy probablemente los franceses eran los culpable por un incendio en una estación eléctrica.

En estas que llegan al garaje mis vecinos Pepe y Encarna. Él en el coche y ella fuera, nerviosa, 

- Se ha ido la luz en todas partes, !en el mundo! 

El corrillo que estamos allí la intentamos tranquilizar, su marido la llama al coche y ambos se meten en la boca del lobo (No funcionan ni las luces de emergencia y para más inri, se ha cortado el agua porque las bombas han dejado de funcionar con el apagón)

Por si, sí o por si no, compro dos garrafas de agua en la carnicería donde Miguel Ángel y Encarna están mano sobre mano con cara de circunstancias. ¡Menos mal que tienen un grupo de emergencia y las cámaras están a salvo! A mi lado, Mercedes, del quinto, ha bajado también a por agua, dos garrafas que intenta meter en su carro de la compra, dispuesta a tirar de él hasta su casa. Mercedes está estupenda, pero es aún mayor que yo y vive dos pisos más arriba. Le ofrezco que me espere en el portal mientras subo las mías y bajar a por las suyas a continuación, pero no hace falta, 

- Yo te las subo Mercedes, no tengo otra cosa que hacer

Encarna, que es bastante más joven que nosotros, e infinitamente más fuerte, sale del mostrador, coge las garrafas y enfila la escalera camino del quinto sin despeinarse. Yo la sigo a duras penas y me despido de ella resoplando cuando llego a mi piso, mientras oigo a Mercedes pelearse con el carro vacío un piso más abajo. SOLIDARIDAD con mayúsculas. ¡Ole por Encarna!

En casa está Marga intentando rematar la limpieza de la casa como puede y preocupada porque la lavadora se ha quedado a medias. 

- No pasa nada, le digo, 

- cuando vuelva la luz la volvemos a poner, y no tires el cubo de agua, que la podamos usar en el cuarto de baño.

Rocío está en Enjoy y Marián en la piscina. Con la primera consigo hablar y aunque no hay luz, ella sigue a lo suyo en el gimnasio. Intento hablar con el resto de la familia, pero aunque hay señal, solo lo consigo con Cristina que está en Portugal y se ha quedado también a dos velas. Todo tranquilo en la familia según me dice.

Me voy a la piscina a buscar a Marián, más que nada para que no tenga que subirse la escalera tirando de la maleta donde lleva su equipo de baño. Pregunto por ella y el socorrista, que es amigo suyo, me deja pasar e irrumpo en mitad de la sesión de aquagym, donde tras los saludos, les cuento como está la cosa y deciden acortar la clase para irse. 

Mientras espero a que salgan, vuelvo a intentar conectar con la familia sin mucho éxito y navego un rato por internet, a ver si logro enterarme un poco más de lo que está pasando. Poca información, y los franceses siguen teniendo la culpa. 

Al llegar a casa, sobre las 14:00, coincidimos con Rocío y desistimos de ir al hospital a la revisión de las 15:30, porque según las noticias, los hospitales aunque funcionan, solo están atendiendo urgencias y operaciones y ya se va deslizando que el apagón va a ir para largo. Vuelvo a meter la moto en el garaje, y vuelta a la escalera por tercera vez, esta vez sin carga, que la maleta se la ha subido Rocío con la gorra, que para eso venía del Gym.

Marga ya se fue, y acostumbrada como está, ha vaciado el cubo de agua en un water y la cisterna correspondiente, dejándonos con una sola carga en el otro cuarto de baño y las dos garrafas que subí, para todo lo que se tercie. Una de cruz, ¡qué se le va a hacer!

No hay cruz sin cara, y como en casa tenemos gas para la caldera y la cocina, y por la mañana había puesto unas lentejas, solo hubo que calentarlas y ¡a comer! con unas almejitas que me había traído de Mercadona para Rocío de aperitivo. ¡Éxito total! comida caliente gracias a la bendita encimera de gas.

Durante la siesta, se fueron desvaneciendo los datos de los teléfonos y quedaron para linternas y poco más. Ahí entraron en juego las radios a pilas. En casa tenemos operativas dos radios enchufadas a la red (que están preparadas para pilas, pero no las llevan) y otras dos más pequeñas que sí tienen pilas y que fueron nuestros oidos al mundo a partir de esa hora. 

Noticias, noticias, lo que se dice noticias, muchas no había. Más allá de conexiones dificultosas con distintos puntos de la península para contar más o menos lo mismo: rescates en ascensores, trenes parados en mitad de los campos, ciberataques sí, ciberataques no, entrevistas a expertos en el mix eléctrico y las causas que habrían podido provocar el apagón, y un anuncio: el Presidente iba a realizar una comparecencia a las 17:15 para poner al día a la Nación (Bueno, al País, que viene a ser lo mismo, pero en progresista)

Llegaron las 17:15... 17:30... 17:45... y por fin, pasadas las 18:00 hubo comparecencia, que vino a ser como un resumen de lo que ya todos sabíamos, que la luz se iba a restablecer en un plazo de ocho a diez horas contando desde cuando se fue, que se iba a investigar la causa para que esto no volviera a suceder nunca más de los jamáses y, muy importante, solo atender a las noticias proporcionadas por medios oficiales, y blablablá, blablablá. 

Sorprendentemente no se produjo ninguna notificación de medios oficiales, al menos que yo oyese, y los esforzados radioyentes seguimos nutriéndonos de las noticias que los no menos esforzados trabajadores de la radio en una maratoniana jornada, nos iban haciendo llegar. 

Como el sol jugó a favor, y al menos en Murcia hizo un día magnífico, la tarde invitó al paseo a falta de otra cosa mejor que hacer, allá que nos fuimos. Las calles más vacías de lo habitual, tanto de peatones como de tráfico. Alguna pareja de municipales regulando el tráfico en algún cruce conflictivo. Motos y coches policiales circulando con parsimonia, conductores cuidadosos respetando los pasos de cebra, los cruces, los cedas, los stops... Nadie con prisas... parecía un domingo por la tarde con partido gordo de futbol por la tele.

Una curiosidad, frente al cierre prácticamente total del comercio, los "chinos" y los bazares se encontraban a pleno rendimiento. De primeras no entendí el motivo, pero en cuanto vi salir algunos clientes con pilas, linternas, velas y algún camping gas, no tuve más que entender. A mí no me cabe en la cabeza no tener velas, radios y pilas, amén de algún otro artículo, que sin llegar a conformar la mochila de emergencia recomendada por la Unión Europea, nos salva de circunstancias puntuales como esperábamos que fuera la del lunes.

Un único lunar: la imprevisión con el agua. Normalmente, cuando se va a producir un corte, recibimos un aviso con antelación para hacer algún acopio, pero esta vez fue de sopetón, sin aviso previo, y claro, me pilló el toro, con el remate del cubo y la cisterna vaciados antes y con tiempo que diría mi madre.

Imprevisión mayor, de tirarse de los pelos, porque en la terraza tengo un bidón de 25 litros, que siempre ha estado lleno, pero que, por lo que sea, debí vaciar para enchufar un desagüe del aire acondicionado y no volví a rellenar cuando lo quité. ¡Mea culpa! Ya está llena la garrafa, por si, como vaticinan algunos, esta gracia se vuelve a repetir próximamente.

Y llegó la noche, las primeras sombras empezaron a caer sobre las 21:00 y fue el momento "recolecta de velas y palmatorias" por la casa. No estuvo mal, encontramos bastantes y el salón quedó de lo más cuqui con tanta lucecita. Entre las velas y las linternas que hay por la casa, la transición a la noche resultó de lo más agradable, ya, con la casi certidumbre de que la luz venía de camino y se iba recuperando progresivamente en muchas zonas de la Península. Asomados a las ventanas vimos como todo se volvía negro en la calle, alguna luz de un vecino bajando aprisa la basura, y poco más. Todo negro, negro, salvo alguna luz parpadeando en la subida a la Cresta del Gallo, que hay gente para todo.

- ¿A qué hora cenamos? 

- ¿Esperamos a las 22:00 por si, como dicen ha vuelto la luz, o nos trasladamos con las velas a la cocina?

Rocío estaba asomada a la ventana del salón

- ¡Se han encendido las farolas!

Se oyó como un clamor a través de las ventanas, como cuando meten un gol en la final de la Champion, pues parecido. Poco a poco fueron encendiéndose luces en los alrededores, abrí el grifo y comprobé que ya teníamos agua. Seguían encendiéndose más edificios mientra el nuestro seguía a oscuras... y de repente, se encendieron las luces en casa. Un suspiro de alivio ¡Ya está! volvemos a la civilización. Sin electricidad no hay vida... al menos como la conocemos y la vivimos.

P.D. Poco a poco los teléfonos volvieron a la vida, el wifi, los datos, la tele, las noticias... y los transistores, las linternas y las velas volvieron a sus cajones. Hablamos con la familia. Y mientras tanto, los políticos en sus cosas.

martes, 11 de marzo de 2025

El Pastillero

Hace muchos años que aprendo trucos y recetas con Arguiñano cuando me pilla en la cocina haciendo la comida. Por cierto, hace unos días aprendí a trocear setas a mano en tiras y salen fenomenal, tenéis que probarlo. A lo que iba, que me disperso; despues de Arguiñano llega la Ruleta de la Suerte, que lleva en emisión tanto o más que Arguiñano y ahí, entre panel y panel suele haber uno que se llama: "Un día eres joven y al otro..." 

...te encuentras rellenando un pastillero los domingos por la noche"... Eso, exactamente eso se me vino a la cabeza cuando el presentador anunció el panel con una sonrisa de oreja a oreja entre el aplauso del público. No es ninguna tragedia, es la constatación de una realidad, !Y dando gracias, oiga! Porque eso significa que ahí seguimos, manteniendo lo mejor posible nuestra calidad de vida, aunque sea a costa de un número cada vez más numeroso de píldoras.


En 2010 ya estaba yo con estos trajines, como se puede leer en este post: Una Píldora, aunque por entonces mis afanes iban por otros derroteros, que 15 años después se han hecho realidad a medias, pues aunque aún no puedes ir a la farmacia a por una sola píldora en la que se incluya toda la medicación diaria, o semanal o la que quepa, sí que es verdad que ahora, creo que previo pago, te individualizan la medicación en la medida de lo posible.

Me gusta el término píldora, que lo usaba mucho mi buen amigo Emilio cuando echaba cuentas de las que se tomaba, porque siempre me trae a la memoria la canción de Mary Poppins en la que les dice a los niños: "Con un poco de azucar esa píldora que os dan, la píldora que os dan, pasará mejor", y me retrotrae a mi tierna infancia con Peter Pan, Mary Poppins, Chitty Chitty Bang Bang, o el Libro de la Selva, y se hace mucho más llevadero el pastilleo diario.

Así pues, no es para tomar a tragedia el asunto, ya que este implica varios factores que refuerzan la actividad mental, a saber: comprar un pastillero, que sea adecuado a tus necesidades (no es lo mismo si tomas píldoras por la mañana y por la noche, a si también lo haces al mediodía), tener al día la receta (electrónica, o la que sea), surtirte adecuadamente de material en la farmacia, desplegar dicho material sobre la mesa (de la cocina, o de donde mejor te parezca), extraer las píldoras de los blisteres en la cantidad necesaria, y pasar al relleno metódico de los compartimentos correspondientes del susodicho pastillero hasta completar el alijo semanal. 

Una cosa más: recién terminas (que dirían nuestros compadres latinoamericanos), tienes que comenzar de nuevo, porque la semana se ha pasado volando.


domingo, 8 de septiembre de 2024

Las Rodillas

No me tengo por un agonías, pero por lo que me transmite mi entorno, parece ser que un poco, lo soy. Y tampoco es tema para discutir, así que algo habrá. El caso es que a lo largo de mi vida jamás me he preocupado por el estado de mis articulaciones, total, siempre han funcionado a demanda, sin un problema... salvo cuando se me salió un hombro en una atracción de feria allá por mi juventud y cuando repetí jugada en una caída en el monte ya más mayor. Salvo eso, nunca he tenido queja alguna... bueno, cuando era más chico tuve un derrame sinovial en una muñeca, que me obligó a lucir muñequera durante algunos años, hasta que aquello se solucionó por aburrimiento, supongo.

Mejor vuelvo al presente, no vaya a ser que me acuerde de más episodios articulares y no resulte la cosa tan idílica como planteaba al principio del párrafo anterior. Vuelvo al tema, las rodillas. Pues bien, sí que es cierto que progresivamente a lo largo de los últimos años, algún problema han ido dando, e incluso caí en manos de un entusiasta cirujano que me practicó una artroscopia en la derecha, por no se que historia de los cóndilos y repelar los cartílagos... en fin, que me propuse no repetir experiencia salvo necesidad extrema. y hete aquí que hace unos meses cumplí los 65 y por algún malévolo motivo se han enterado y han dicho ¡Aquí estoy! 

No es que lo hayan dicho con la boca, que no tienen, sino más sutilmente: la cosa comenzó tras una reparación de una línea portagoteros, que requirió revolcarse por el suelo en posiciones complicadas, haciendo fuerza con todo mi cuerpo, incluidas las rodillas, para sacar el maldito tubo roto y hacerle un torniquete provisional. Al día siguiente, la rodilla de los cóndilos y sus cartílagos repelados, comenzó a dar guerra en forma de clavo hundido a martillazos por debajo de la rótula a cada paso que daba. Por si sí o por si no, aguanté un par de meses con los dolores, por si se iban como habian venido, pero no. Así que acabé en urgencias donde un doctor muy amable me hizo un reconocimiento para decirme que roto, roto, no había nada, que algún menudillo de la zona estaría inflamado y provocaba los dolores y que para salir de dudas, pidiera hora con el traumatólogo para que me hicieran una resonancia y salir de dudas. Y tan contento que me fui de saber que no había nada grave -a estas alturas de la vida, una gran noticia-. Aún no he pedido la cita.   

Esto ya se está alargando innecesariamente con tanta batallita. El caso es que debo confesar, que desde hace un tiempo, no soy dueño de mis rodillas. Tal cual. Mi cabeza les dice de hacer y ellas ni puñetero caso, o muy a regañadientes. Me he vuelto ortopédico total y estoy horrorizado del motín que me está organizando mi propio cuerpo. Lo curioso es que hablas del tema con tus próximos (en edad) y ¡resulta que es tema común! El refrán dice que "mal de muchos, consuelo de tontos" y es cierto, no me consuela nada.

¿Qué hacer para intentar revertir o al menos ralentizar esta rebelión? Lo primero, escuchar a tus próximos y utilizar sus conocimientos sobre la materia para intentar aplicarlos en mí mismo; lo segundo buscar algún tipo de tutorial especializado en el tema; lo tercero y fundamental: hacerlo. Y en esta fase estoy ahora, para ver si en un tiempo, cuando mi cabeza les pida algo a las rodillas, estas respondan de modo razonable y sin remolonear demasiado. 

P.D. Este es el tutorial elegido para intentar recuperar mis rodillas:


 

domingo, 12 de mayo de 2024

Coneja con Gurullos

No dejes para mañana...

Buenos días a tod@s, esta mañana me he levantado a una hora prudencial, -en la que Domingo Antonio y Lola, no solo se habrán repuesto de nuestra invasión sabatina, sino que la una habrá puesto en solfa la casa y tropecientas cosas más, y el otro estará finalizando su interminable lista de tareas agricola-ganaderas-, con la necesidad de decir lo siguiente, sin que sirva de precedente. 

Y es lo mucho que disfruto en estas jornadas de esparcimiento gastronómico-festivo, en las que lo más importante son esos magníficos personajes que he conocido gracias a mi magnífica esposa, y cuya amistad (vamos, que me soporten), espero conservar hasta el fin de los tiempos, al menos de los míos, claro. Ayer disfruté como un enano del hábil corte infligido por Jesús con precisión quirúrgica a los embutidos y quesos de los que llegaron provistos los Cuatro Fantásticos y a los que les quité la sombra (del coche) a cuenta de un Caracol y un Conejo de caza mayor. 

Lola, siempre al quite, incansable y eficaz, nos regaló el paladar con un guiso buenísimo del que formaron parte, entre otros, una coneja y unos "gurullos" (palabra nueva para mi acervo personal), dando forma y sabor a una receta típica del poniente murciano y oriente almeriense, que le salió redonda. Como redondo le salió el flan de café (descafeinado, por supuesto), y que, a mi humilde entender, siempre se queda pequeño de lo bueno que está. Por rematar la parte gastronómica de la jornada, destacar las refrescantes aportaciones de Ana y Juan con sus propuestas de gazpacho casero y ensalada de piña (escasas también, dada mi glotonería desmedida), que pedían repetición a gritos.

Salpimentando el menú, pero no por ello menos importantes, las almendras fritas, las empanadillicas de bocado, las cervecicas frías, los vinos de colores, la sandía reventona y refrescante… una mención rápida a la panceta ibérica salmantina que Jesús me puso delante y a la que no pude resistirme…, y el remate del café en esas tacitas coquetonas de colores con el tamaño justo para tomarte un par de ellas tan ricamente con un trocito -lo digo en singular eufemístico- de madalenón. 

Dicho lo anterior, para mí, como se habrá podido inferir de las líneas anteriores, aún siendo importante la componente gastronómica de la jornada, aunque esta hubiera consistido en bocata de tortilla con pimientos y agua de la fuente, me habría compensado igualmente por la parte festiva de la misma como decía al principio. Porque festivo es compartir con vosotros penas y alegrías, repasar el huerto fresa a oliva, almendra a cebolla, breva a tomate, árbol a árbol, pollo a conejo con Domingo Antonio a quien se le hace los dedos huéspedes entre sus tesoros y sus ojos brillan de un modo especial cuando te cuenta de sus cosicas. 

Con Quitina, especialista en renacer de sus contratiempos; nunca nadie se habrá caído, roto algo y recuperado con tanta fuerza, presencia de ánimo y buen humor como ella. ¡Que buena pareja hace con Jesús! Un sabio con corazón de oro y una sensibilidad impresionante escondidos tras un corpachón que no invita al encontronazo frontal, pero que hace las delicias del contertulio cuando tras una finta compartes un rato con él. 

Para cuerpecico de sílfide ya está Encarna, la alegría de la huerta, de su casa y de cualquier sitio donde se encuentre, nunca la he visto seria, siempre con la sonrisa a flor de labios, animosa, activa… y lo entiendo, porque José Luis sí que es un cuerpo y no el de Bomberos… ahí le cabe… lo que no está escrito. Todo humanidad, de la física, y sobre todo, de la otra; ¿qué puedo decir de él?, lo primero que se me viene a la cabeza es que es buena gente, que se desvive por los demás, que es amigo de sus amigos, apabulla con su cariño, y si te tiene que crujir los huesos, pues no se corta y te cruje. 

Ana y Juan, Juan y Ana, yo los veo como acostarse en Pekín y levantarse en Bogotá, tan distintos y tan complementarios como que sin el uno no podría existir el otro ¿con cual me quedo? Con los dos, por eso mismo. Ana es mi coralista preferida, bichóloga de cabecera y buena hasta decir basta; todo en ella es dulce, suave, amable… un gozo tratarla. Como a Juan, que mojados tiene los hombros de tanta llorera como soportan, con una paciencia y ciencia infinitas escucha dolores, entuertos, maldades, cuestiones médico-sociales, lo que le echen, siempre tiene la palabra justa, el consejo útil y el botón de desconexión de alarmas inútiles preparado, y eso que dice que se ha jubilado, aunque de algunas cosas… 

No me he olvidado, no, ¿Cómo hacerlo? Comencé hablando de la hormiguita silenciosa del guiso de “gurullos” con coneja, Lola, directora de orquesta, sin la cual ni este, ni cualquier concierto sonaría afinado. No deja nada al azar. A las 6 de la mañana, todos los días, y seguro que hoy también, afina sus sentidos, plantea su esquema sin necesidad de papel y lo hace realidad con la precisión de Mary Poppins, y ¡sin necesidad de volar! Esto es solo un detalle de una personalidad excepcional y no quiero darle más a la tecla (entrando en lo personal-emocional) porque no quiero que piense que lo hago por el guiso y por que se repita. 

Aitana e Irene, un resoplido de juventud que da gusto se cuele entre nosotros, porque al fin y a la postre, sois las representantes de lo que ha dado y da sentido a nuestras vidas. 

Y ¿Marián qué?, pues Marián es mi maga particular sin cuya magia, seguramente yo no sería capaz de verme en situaciones tan placenteras y positivas como la de ayer, por lo que hoy, mañana y siempre le doy las gracias.



viernes, 1 de marzo de 2024

A Pie de Calle I. New York

We Go Together (Escultura de Gillie y Marc)

Entrada al Paramount Building

Lilholts pooley pool 6 avenue Midtown Manhattan

Arte en la calle. NY

Reloj clásico Canterbury. NY

El Toro de Wall Street

Atardecer, Amanecer. (Revolución) Plaza de Battery Park City. NY
https://bpca.ny.gov/place/sunrise-sunset-revolution/

Bicicleta de plumas morada. Arte callejero. NY

Monumento a la Liberación Gay de George Sagal en Christopher Park. NY 

Independece Flagstaff. Union Square Park

High Line de New York City

Poste para llamadas de emergencia, boca de riego y taxi. NY

Chimenea para la salida de vapor de la red subterránea de tuberías
que lo transportan por la Gran Manzana. 

Solo paseando descubres una gran cantidad de curiosidades para las que no hace falta reservar visita, sacar entrada o hacer cola. Y si con el paso del tiempo vuelves sobre ellas e indagas un poco en la historia de lo que has visto, y te has traído congelado en imágenes, te encuentras uniendo al disfrute de la primera vez, el divertimento del reencuentro. 

Un ejemplo: el humo que sale por la chimenea, y que muchos atribuyen al Metro neoyorquino, tiene una muy interesante historia detrás. Solo hay que buscar.

viernes, 9 de febrero de 2024

La Cámara de los Pájaros

Cotorra argentina 1 (Myiopsitta monachus)

Colirrojo tizón 1 (Phoenicurus ochrurus)

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)

Cotorra argentina 2 (Myiopsitta monachus)

Colirrojo tizón 2 (Phoenicurus ochrurus)

Garza blanca 1 (Ardea alba)

Garza blanca 2 (Ardea alba)

Paloma torcaz (Columba palumbus)

Dos meses largos llevaba sin usar mi Sony bridge con su super zoom. La verdad es que ya hacía tiempo que por algún lugar se le había colado suciedad a la óptica y me salían unas manchas oscuras en las fotos, que me costaba Dios y ayuda disimular con el programa de edición que uso: El Microsoft Digital Image 2006 Suite Editor, que me pasó hace un porrón de años mi amigo Antonio, quién supongo lo seguirá utilizando desde el cielo, donde seguro continúa cargando con su mochila y haciendo fotos desde que se fue el año pasado. De vez en cuando le echo un ojo a su blog Navegando por la vida, por si publica algo nuevo.

Al principio eran unas simples motas, que más o menos conseguía eliminar o, al menos, disimular. Pero últimamente la cosa empezó a pasar de castaño a oscuro y se me fueron quitando las ganas de utilizarla, tirando más del móvil y de la Canon, que obviamente, carece del zoom pajarero de la Sony.

Las cámaras de fotos, por si alguien no lo sabe, son caras de narices, y los objetivos con zoom para la Canon, ya ni te cuento, así que me propuse arreglarla. En Murcia, la última vez que la llevé y comenté lo de la suciedad, me dijeron que sí la podían intentar limpiar, pero con riesgo de que cascara. Como en aquel momento no era mucho el problema, lo dejé. Con este antecedente, descarté Murcia de principio y llamé a un taller de Elche, que ya me había solucionado un problema con un objetivo hace unos años, y me dijeron que las "bridge" no las reparaban. Decepción. 

-Llame usted al ST en Madrid, a ver que le dicen. 

(ST de Sony en Madrid) -Pues dos posibilidades tiene: que se pueda arreglar o que no. Si se puede, son tantos euros más los portes, y si no, los portes igualmente. ¡Menudo negocio, pensé!

Mi última opción: volver al inicio y llevársela al técnico de Murcia. Así lo hice. Dos días después me llaman para decirme que sí se puede limpiar, que son menos tantos euros. ¡Encantado, adelante! Al poco me llamaron y fui a recogerla y probarla. ¡Niquelada! Ni una mota, y además ha mejorado el enfoque y la luz, con lo que no tengo prácticamente que echar mano del programa de mi querido Antonio. Así que el finde pasado la reestrené con los resultados que traigo a este post.

PD El nombre de "cámara de los pájaros" se lo pusieron mis hijas, a las que no les gustan las fotos que les hago con ella. Prefieren la otra. Pues eso, la otra para ellas y esta, para ver más allá. 

domingo, 4 de febrero de 2024

Alba y Ocaso

Alba 1 (Con lucero incluido)

Alba 2

Alba 3

Alba 4 (Primer rayo de sol)

Ocaso 1 (Último rayo de sol)

Ocaso 2

Ocaso 3

Ocaso 4

Hay dos momentos en el día en los que, si estás mínimamente a ello, te das cuenta de que la tierra se mueve, y no despacio precisamente, sino a buena marcha. Casi en un abrir y cerrar de ojos pasas de la penumbra incierta a la cegadora claridad, y viceversa. Son esos instantes, el alba y el ocaso, en los que el sol aparece y desaparece de nuestro campo visual a una velocidad de la que durante el resto del día, y por supuesto, la noche, no tenemos conciencia.

Seguramente, fueran esos los momentos en que nuestros parientes humanos a lo largo de los tiempos,  se plantearon cuestiones tan enjundiosas como: ¿El sol da vueltas a la tierra? o, por el contrario, ¿es la tierra la que gira alrededor del sol? Esto del geocentrismo y el heliocentrísmo dio para muchos debates, algunos de los cuales acabaron malamente para sus participantes. Que se lo pregunten a Galileo Galilei. Y si ya metemos en la discusión a los terraplanistas, ¡apaga y vámonos! 

Yo, personalmente, soy de menos debatir y más disfrutar. Y aprovechar el tiempo ¡Que va más rápido de lo que pensamos!

P.D. Todas las fotos están hechas desde el mismo sitio (la terraza de mi casa) Esa que me dio tanto juego durante el confinamiento en la pandemia.

sábado, 3 de febrero de 2024

Bienestar Animal

Vecinas de Santa Eulalia, al fresco con sus mascotas

Vaya por delante que no tengo mascota. Ahora. Después de Wally, nuestro agaporni inseparable que campaba y volaba a sus anchas por la casa (cuando le abríamos la jaula), decidimos que había sido el último. El último de una innumerable saga de periquitos, canarios, jilgueros, diamantes, cotorras, ninfas, mirlos... y hasta un hámster que han compartido casa, coche y vacaciones con nosotros desde siempre.

Dejo dicho lo anterior para que quede claro, que algo de conocimiento sobre bienestar animal puede que tenga después de una vida compartiendo con alguno de ellos. ¿Y a cuento de qué, vengo con estas ahora? Pues porque una cosa lleva a la otra, y una mañana, soleada mañana de febrero, haciendo unos recados de esos que si no te apuntas, no acabas haciendo nunca, enfilé la calle Puerta Nueva, en esta Murcia en la que solo se acaba el buen tiempo cuando llegan los abrasadores meses veraniegos (cada vez más largos y secos) y en la puerta de una copistería me topé con un carrito de bebé, con su ocupante dentro, y nadie más a la vista. Cierto es que al acercarme, pude comprobar que la atenta madre se encontraba tres o cuatro escalones más arriba, con un ojo en la copistería y otro en el bebé. 

No, el bebé no estaba abandonado a su suerte en la vía pública, aun cuando a primera vista lo pareciera, aunque si así hubiera sido y la madre en vez de estar donde estaba, hubiera estado tomando tranquilamente un café en la cafetería que habría sido la copistería, cualquier transeúnte (incluido yo) se habría alarmado, si no escandalizado, por el desahogo de la madre, y el bienestar del bebé. 

Normal, estarás pensando, cualquier ciudadano de bien de los que ahora tanto hablan los políticos se habría cuando menos preocupado, y solicito, buscado a la madre, agentes de la autoridad o hada madrina protectora del bebé, o incluso a los servicios sociales que se hicieran cargo de la situación.

Hace unos años, visitando a nuestra hija, de Erasmus en Kaunas, un mes de abril que pelaba de frio, al atardecer, mientras paseábamos por la ciudad, nos llamó mucho la atención que en la acera, a la puerta de algún comercio o cafetería, aparentemente dejados de la mano de Dios, nos encontrábamos, no uno ni dos, sino varios bastantes, carritos de bebé con el correspondiente niño dentro. Abrigadito, pero dentro del carrito y fuera del establecimiento. 

A nosotros, gentes del cálido sur, no se nos ocurría razón para tamaño desatino y así se lo hicimos saber a nuestra Erasmus, quien, como ya llevaba por allí un tiempo, se había hecho a las costumbres locales y, según nos explicó, aquello no era ninguna maldad ni nada por el estilo, sino lo que se conoce como "siesta nórdica", que consiste en dejar a los bebés en sus carritos durmiendo en la calle para acostumbrarlos al frío, y porque consideran que es beneficioso para su salud.

Pero esto iba de mascotas y también de un perrillo que una tarde esperaba pacientemente a su dueño en la puerta de la carnicería, en la cálida Murcia que antes mencionaba, y de la que le podía caer a su dueño en el caso de pasar por allí algún agente de la ley, conocedor de la Ley de Bienestar Animal que prohíbe a los dueños de mascotas dejarlos atados en la entrada de lugares públicos, y que además de cuarto y mitad de solomillo, acabaría llevándose de recuerdo la correspondiente multa por su osadía: "Así lo indica el apartado d) del artículo 27 de la ley, artículo en el que se específica que queda prohibido mantener a los animales "atados o dejados sin supervisión en áreas públicas, sin la presencia constante de la persona responsable de su cuidado y comportamiento". Además, esto se considera una infracción de cierta gravedad que lleva consigo una multa. Concretamente, según el artículo 73 de la ley, se considera este acto una infracción de nivel bajo, lo que significa que podría conllevar una multa que oscila entre 500 y 10,000 euros"

Vete a Kaunas y cuéntales esto, ¡A ver qué les parece!

Claustro de la Facultad de Derecho. UM. La Escuela

Pero no os engañéis con este relato desenfadado, no pretendo frivolizar sobre las leyes protectoras ¿Cómo no voy a estar de acuerdo en proteger a los más vulnerables de la sociedad? Los bebés, los hambrientos, los sin techo, los ancianos, los enfermos, los pobres, los pobres de necesidad, los animales, y todo aquel o aquello que requiera ser protegido. Con lo que no estoy de acuerdo es con normativas sectarias que apabullan y encorsetan a la sociedad, como tampoco con aquellas que se hacen a la medida de individuos concretos, para su provecho. 

La sociedad, nosotros, nuestros hijos necesitamos más, mucha más, tolerancia, afectividad, empatía, caridad y educación y no tanta norma que piensa por nosotros, nos estabula y cuadricula, dejando en un cajón, cada vez más pequeño, la posibilidad de decidir libre y voluntariamente, en el respeto a los demás.

martes, 30 de enero de 2024

¡Voley...Volando!













Catorce años han tenido que pasar, media vida, para volver a disfrutar un partido de voleibol con Rocío en la cancha. Del Polideportivo de San Javier en marzo de 2010 al Centro Municipal Deportivo Fernando Martín de Madrid en enero de 2024. Aquel partido lo ganaron y este último ¡También!

De aquella adolescente con genio y determinación ha surgido una mujer con más determinación si cabe, el genio atemperado y unas tremendas ganas de vivir, disfrutar y no dejar pasar la mínima para lograr sus metas. Y entre ellas, sentirse bien consigo misma aprovechando la rendija más diminuta por la que colarse para lograrlo. 

Cuando hace un par de meses anunció que quería volver al voley y hablo con su hermana, voleibolera veterana, de la posibilidad de entrar en un equipo, todos la animamos, pero la que más, su hermana, que lleva disfrutando con este deporte durante mucho tiempo, y sabe de sus aptitudes para ello.

Así que, compaginando trabajo, casa, viajes..., la vida de cualquier joven de su edad, le hizo un hueco al voleibol, buscó un equipo y ¡a jugar! Y el domingo, como transportados en una alfombra mágica en el tiempo, volvimos a sentarnos en un graderío para ver jugar a nuestra pequeña (siempre lo será), y a disfrutar con ella, porque no hay nada como ver disfrutar a un hijo. Calladitos, rodeados de forofos del equipo contrario, pero con la sonrisa feliz de verla ganar su primer partido en esta nueva etapa, en la que, lo primordial sigue siendo divertirse, hacer deporte, la buena compañía, el trabajo en equipo, y si además ganas, ¿Qué más se puede pedir?

sábado, 20 de enero de 2024

Navidad a Cuatro


Este año ha tocado de "a Cuatro", ¡Que ya era hora! entre enfermedades, pandemias, estancias en el extranjero, y celebraciones fuera del sitio, llevabamos una larga temporada sin reunirnos en casa por Navidad.

Cuando se planteó el dónde y el cómo celebrarla este año, las vástagas fueron unánimes: ¡En casa, como en los viejos tiempos!, hay que poner el árbol -ese modelo "slim" estrecho de dos metros de altura que cabe perfecto en su hueco-, los adornos navideños de la casa, los belenes y ¡El espumillón! Todo el paquete.

Dicho y hecho, desde el 2 de diciembre, el árbol ocupó su lugar que no ha abandonado hasta que se perdió el rastro de los Reyes Magos, y poco a poco, el resto de la coreografía volvió del trastero para recibir a las niñas a tope de ambiente navideño.


Dos semanas una y una semana la otra, con perrijo incluido -Ryuu-. ¡Y más bien! Menos salir a la calle juntos para una comida, o alguna visita típica de belenes o luces navideñas (bastante pobres, por cierto) a causa de un inoportuno catarro que nos tuvo en jaque el grueso de las fiestas, hemos aprovechado muy bien estos días juntos, que para mí, y para su madre también, constituyen una alegría y un verdadero tesoro de afectividad. Poder compartir tardes de charla, comidas, bromas, pelis, crucigramas, juegos de mesa, familia, familia... Lo dicho, un tesoro.



Hasta los Reyes Magos se acoplaron a las circunstancias y compinchados con Papá Noël, nos colmaron de regalos el Día de Navidad, que para eso habíamos enviado nuestras cartas con antelación y seguros de que, habiéndonos portado bien, no habría carbón para ninguno.

Hablando de regalos, uno que sonará raro, pero que me ha hecho especial ilusión, ha sido conseguir que la peque se aviniera a recoger su título de Graduada, casi cinco años después de acabar la carrera; así que el último día antes de vacaciones negociamos una subida a la Facultad a por él. 

- Lo hago por tí, que te hace ilusión tenerlo. Dijo la muy despegada. Me dió igual, la dejé de vuelta en el Gim y, ya envalentonado, me fuí a su Instituto a por el de Bachiller, que allí seguía por el mismo desinterés que el otro, y trás unos emails de consentimiento de prisa y corriendo, ¡También me lo dieron! ¡Más contento que unas pascuas acabé esa mañana! Cosas de padres que solo se entienden cuando lo eres.


Solo de pensar en estos días juntos se me pone cara de bobo y pienso en la suerte que tenemos con dos hijas maravillosas que nos quieren y nos lo demuestran, ¿Se puede pedir más? pues sí, ¡Repetir pronto la jugada!

Todo lo anterior no habría sido posible sin mi maravillosa esposa que ha creado esta familia con inteligencia y cariño -desde que Blanca apareció un caluroso día de agosto, completando el equipo con Rocío una primavera- haciéndola crecer unida y procurando lo mejor para cada una en cada momento según sus necesidades y su caracter. Nadie lo habría hecho mejor, y sigue en ello.

Tampoco habría sido posible sin ellas, con sus caracteres dispares y complementarios a la vez, y el hecho de que sigan queriendo reunirnos y compartir juntos, me hace pensar que esta familia tiene cuerda para rato, lo cual les agradezco hasta el infinito y más allá.

 ¡Gracias a mis tres mujeres!