Notas |
Estaba uno repasando sus calificaciones escolares y allá que se topa con las notas de la promoción de 4º a 5º Curso de Primaria, -cuando el imberbe éste no tenía más de nueve años-, y resulta que ni el director del Colegio La Sagrada Familia de los Hermanos Maristas de Cartagena, ni el inspector de Educación Primaria de la Zona, fueron capaces de sacar una nota media sin meter la pata.
Así resulta que el damnificado de turno (o sea, yo) se encontró con un 6,2 de puntuación media y una calificación de Aprobado, cuando con la calculadora en la mano sale un 7,133333333, lo que venía siendo entonces, y ahora, un hermoso Notable.
¿De donde vino el error? ¿De hacer la media con Enseñanzas del Hogar (niñas) que no tiene calificación? No creo, y además, aún así, saldría un 6,42. ¿De ser penalizado por sacar un 3,5 en Educación Cívico-Social? Tampoco lo creo, ya sería el colmo sufrir persecución política con solo nueve años.
Seguro que la realidad fue mucho más prosaica: el que echó la cuenta -el único que no firma el boletín-, se saltó el 8,5 en Escritura y le salió un 6,19, y por hacer la gracia lo redondeó al fatídico 6,2 que quedó en mis notas para los restos.
¡Lo grande del caso es que nadie protestó en su día! Y ahora tampoco me voy a poner quisquilloso. Aunque la anécdota me recuerda el viejo aforismo que me enseño mi padre y que reza así: "A la mujer como al papel, hasta el c... le has de ver". ¡Cuanta razón!