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Un letra menos |
Una letra menos te puede arruinar la publicidad, porque a ver quién se atreve a meterle el diente a una "roquilla" casera sin pensárselo dos veces. El amigo Tarín, panadero de la calle Panaderos de Torreagüera, debe estar que trina por la mala pasada que le ha jugado el impresor de sus cajas de reparto.
No repasar las cosas suele traer estas consecuencias. Las prisas nunca son buenas consejeras y a veces te puede salir el tiro por la culata, (como dijo una vez un buen amigo mío y le cayeron de todos los colores, pero esa es otra historia)
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Una letra mal |
Y no son cosas que pasen poco, no, aquí tengo un cenicero del Hotel Peña de los Halcones, de Cazorla, que el dueño tenía amontonados en un rincón, porque al ceramista de turno, en un arrebato de deje andalú, le había sonado mejor Harcones, que Halcones. ¡Que se le va a hacer! Estoy seguro que éste lo hizo a conciencia, no como el anterior al que le perdieron las prisas.
Y en esto de las prisas y/o de hacer las cosas a conciencia, me pregunto yo hoy, casi de lleno en el Día de los Enamorados, si ¿no sería posible que los señores a los que les votamos hace ya un mes largo, dejaran de mirarse el ombligo, se mirasen a los ojos y de alguna manera que mi corta mente no alcanza a entrever, acordaran ponerse al tajo por el que les estamos pagando?
Que si este sillón me gusta y aquel no, que me das la mano y yo no me entero, que te crecen los corruptos y a ti se te desmandan los barones, que al otro se le atrancan las confluencias y cada uno tira para su monte, ¡Jesús que tropa!
Y nosotros pagando la fiesta. ¡Viva San Valentín!