España. Esto es lo que hay, con sus ríos, sus montes y sus gentes. Ni más ni menos. |
Cada vez estoy más convencido que lo de las 2 Españas es más cierto que la Ley de la Gravedad. Una de las
Españas no la enseñan por la tele, es esa en la que se da prioridad al sensacionalismo
sobre el equilibrio y al morbo sobre la información. Nos enseñan gamberros a
palos con policías, a policías apaleando a un transeúnte despistado, a una
monja secuestradora de niños, a un Rambo de pacotilla asesino en un pueblo
manchego o a un presunto parricida de sus niños por despecho; y además con todo
lujo de detalles y de medios, unidades móviles desplazadas, reporteros a pie de
cuneta o de escalera, microfoneando
entre los barrotes de un portal, persiguiendo furgones policiales, intentando
una foto imposible. Todo por la audiencia, por el share de la puñeta, y bajo el sacrosanto paraguas de la libertad y
el derecho a la información.
La otra España no tiene interés “informativo”
alguno, no es mediática, es la de la gente normal, que va y viene a sus cosas,
sus trabajos, sus vidas; que no se entrometen en lo ajeno y que repudian a la
otra España. En esta España, un chaval se acerca a una papelera para arrojar el
precinto y el envoltorio de un paquete de cigarrillos (y no es noticia porque
no arranca de cuajo la papelera); una niña pequeña conduciendo su carricoche a
toda mecha por la acera contra un servidor, que se aparta de un salto para no ser
atropellado y su madre dedicándome un sencillo ¡perdón! en nombre de su hija
(en vez de ponerme de chupa de dómine
por interferir en su camino); un señor mayor auxiliado por media docena de solícitos
viandantes, (de todas edades y condición), llamando al 112, intentando
acomodarlo y reconfortarlo, dedicándole palabras tranquilizadoras mientras
recobra el oriente y llegan los municipales y la ambulancia, sin que se aleje
ninguno hasta dejarlo en buenas manos (y nadie sale en las noticias porque el
buen hombre no ha sido víctima de un brutal ataque, quedando malherido en medio
de la calle)
Hoy han pasado estas nimiedades
(entre otras muchas de las que he sido testigo) Ninguna será noticia, no se
rodará ningún reality, no habrá
carnaza para los programas del morbo y la ordinariez.
Me quedo con esta España. Esta es
la buena, la que se debería conocer fuera (y dentro) de nuestras costuras.
Que gran verdad y que grandísima tristeza.
ResponderEliminarNo interesa lo que no contenga morbo y desgracia...y cuánto más de ésta, pues mucho mejor...!! Vamos a dar de comer a los cerditos¡¡
Lamentablemente nos toman por lo que creo que muchos no somos.
Yo particularmente he dejado de ver televisión.
Sólo deporte y cosas que me entretengan y evadan
de muchas cosas que me rondan la cabeza.
PD ¿Escuchaste la música Fernándo? (David Lanz)
Si, preciosa
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Así es. Una cosa es la realidad y otra su traducción interesada en los medios de comunicación y otros discursos al uso. Solo la capacidad crítica, como la que da lugar a tu entrada, nos salvará. Se trata de una competencia básica para poder leer la realidad. No tenerla constituye una nueva forma de analfabetismo.
ResponderEliminarEl miedo y el pesimismo siempre fueron y son armas muy potentes al servicio de la ignorancia... y el borreguismo.