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Ricard |
No todas las botellas orilladas por el mar provienen de océanos lejanos,
ni son portadoras de evocadores mensajes de náufragos o enamorados.
La mayoría son desechos de las noches de excesos y botellón
de jóvenes y adolescentes,
que no van más allá del alcohol como fuente de diversión.
Pues sí... Las botellas navegantes existen en los libros y en las imaginaciones. O casi.
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