jueves, 6 de noviembre de 2014

El Potingue Prodigioso

Cola en LIDL a la 8:45h. Día "D" hora "H"

¡Señor, señor! Lo que son las cosas. El mundo se puede estar poniendo del revés, la política patas arriba y la economía en las profundidades del pozo de los deseos, que cuando de señoras y sus necesidades se trata, este mundo se para en seco para atenderlas.

Viene al caso y como anillo al dedo el dicho de: ¿Donde va Vicente? donde va la gente. Allá por el mes de junio pasado, la OCU realizó uno de tantos estudios comparativos de productos y su correspondiente calificación calidad-precio, y esta vez en un sector tan delicado como la cosmética femenina, concretamente, sobre cremas antiarrugas, y hete aquí que la triunfadora fue una humilde crema de supermercado, -de los llamados de "discount"- de la cadena LIDL, que a un precio de 2,99 € había permanecido hasta entonces muerta de risa en sus estantes a pesar de su ridículo precio (Ya saben, todo lo que no es caro, no puede ser bueno. Por definición)

¡Lo ha dicho la OCU -Vicente-)! y al día siguiente desaparecieron todas las existencias, de España y del mundo mundial. Y hasta hoy, que la han vuelto a reponer y que a la vista de las colas, volverá a desaparecer para otros seis meses o para regresar tripli o cuadriplicando su precio actual. ¡Que se la llevan por cajas! decían los empleados en la primera avalancha. Esta vez, al parecer han limitado el número de unidades por persona. Dará igual. Se agotará lo mismo.

La crème de la crème

Y es que no hay nada como la publicidad y la tele -sobre todo, la tele- para formar criterio. En esta sociedad nuestra en la que cada vez estamos más acostumbrados a ir detrás del cabrero y que cualquiera que sale con ideas o propuestas luminosas distintas a lo que consumimos a diario, ya nos parece el Mesías redivivo.

No es de extrañar por tanto, que si la OCU dice "crema estupenda" y además es barata, pues ¡a por ella! y acaparando; que si salen unos "cienciospolíticos" arengando a las masas con los conceptos políticos de la Grecia Clásica y del marxismo-leninismo, y que se presentan como una vigorosa y refrescante brisa dispuesta a barrer la casta, la caspa y lo que se ponga por delante, pues ¡a votarles!

No dudo de la excelencia de la Q10 antiarrugas, no dudo del buenismo de Podemos, como no dudo del descrédito de la clase gobernante. Pero sí dudo que a estas alturas de la película seamos capaces de formarnos un criterio propio, procesando la información que nos viene de fuera y contrastándola con nuestras propias convicciones, porque para eso, hay que tenerlas.

Las arrugas de la cara quizá se quiten con Q10, pero ¿y las demás?

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