Hola Magüy querida, me cuentan que has hecho un alto en tu recorrido por el espacio-tiempo para darte una vuelta por estos lares de la mano de Facebook, Instagram y otras de esas por el estilo que llaman redes sociales. No me extraña nada, si es que te echamos de menos y cada cual te lo decimos a nuestra manera.
Hace unos días le bajé a tú tía Marián sus
cajas de recuerdos del trastero, que hacía mogollón que no les daba un repaso y
se pasó la tarde revolviendo chismes, papeles, cartas... y hay que ver lo que
le escribías, y desde muy chica, y las cosas tan divertidas que le contabas.
Sí, ella también te echa mucho de menos, y vuestras conversaciones
interminables cada vez que le echabas el guante en la casa rural o en la
celebración de turno que se terciase.
Aunque seguro que lo sabes, yo te lo
cuento como si no: tus primas están fenomenal, por orden de edad, Blanca
encontró trabajo de lo suyo, y anda todo el día enredada con los códigos y las
webs, y le gusta, y encima es buena, aunque ella no se da mucha importancia, y
en sus ratos libres le da al voley playa y los torneos, donde disfruta como una
enana. Rocío a lo suyo, rivalizando con Laura a ver quien es más independiente
y viajada, dos almas libres que van a su bola, eso sí, listas como ellas solas,
ya sabes. Rocío haciendo de nanny de dos gemelos super graciosos, viajando en
cuanto junta cuatro duros en el bolsillo y dándole al inglés americano todo lo
que puede.
Con Laura hemos estado todo este mes
entretenidos con sus aventuras por Australia, y que ha tenido el gusto de
compartir con toda la familia a través de sus ya famosas crónicas. Lo mejor de
ellas la plasticidad y la gracia de sus descripciones, que te meten en el
ambiente y parece como si lo estuvieras viviendo con ella. Lo peor, imaginar
alguna de las situaciones en las que se ha metido con los bichos, las selvas,
los peces venenosos, y lo que no haya contado por no asustar más.
Y Tichi, que te voy a decir de Tichi,
estuvo en Navidad en la casa dónde la celebramos y conocimos a su menuda
compañera, Laura -en comparación con él, claro- y a su nuevo perro, del que
está muy orgulloso y que es más listo que el hambre, pues a la primera que
pilló le metió el diente -literalmente- al pavo de Ian. En un alarde
de conocimientos sobre acampada al aire libre, montó una fogata en la chimenea
de la casa, en la que casi consumió en un par de horas la leña preparada
para todo el día y parte de la noche. Eso sí, ¡ni las hogueras de San Juan!
Está estupendo, ahí entre Córdoba y Madrid, a ver si tiene suerte y consigue un
destino que le guste.
Los que sí han conseguido un destino a su gusto han sido tus padres, que se han convertido en la envidia familiar desde que se han instalado en Tenerife, envidia, sana, pero que nos tiene verdes. En frente del mar, trabajo más relajado, recuperando amigos de antaño, golf, cenitas en la terraza con una vista maravillosa, que ya se encargan de recordarnos de vez en cuando con las fotos que envían, en fin, que se lo merecen, con una vida tan ajetreada, una temporada de relax junto al mar les viene de perlas.
La abuela y Mari, ahora que está jubilada
y con un cacharro que le marca el paso y le ha cambiado la vida –a mejor- viven
su vida en amor y compaña, pendientes de todo lo que se cuece en el ámbito
familiar, del whatsapp, y la abuela, de reñir a todo el que no pasa por su casa
con la asiduidad que a ella le gustaría, esto es, todos los días y a todas las
horas, y como no puede ser, se enfurruña a veces pero se conforma rápido.
Y los demás, pues seguimos en nuestras
cosas y nuestros afanes, con las alegrías y las dificultades del día a día, y
los más jóvenes entre amores y desamores en esta vida moderna y veloz que nos
ha tocado vivir, y que no en pocas ocasiones dificulta mucho las relaciones
interpersonales.
Lo dicho, que aunque estés de viaje, a
menudo te cuelas en nuestras conversaciones, en nuestras casas, en nuestras
vidas, porque siempre estás dentro de nuestros corazones.
Como siempre, un beso apretao, achuchao y
muy, muy grande. Sobrina querida.