domingo, 26 de febrero de 2023

Vitamina C

¡Vaya semanita! digo semanita y ya va para quincenita; que empezó la cosa con un ligero picor de garganta combatido con Lizipaina y caramelos de menta, siguió con un moqueo interminable, hasta llegar a las toses secas, siguiendo con las productivas y ya tenemos la caldera a pleno rendimiento, que cuando te da el ataque en condiciones, como que se te desarma la caja del pecho y te duele desde el tuétano de los huesos hasta los pensamientos.

A esas alturas, ya con el arsenal de paracetamoles, ibuprofenos, acetilcisteinas y caramelos bajo mínimos, con la nariz en carne viva del torrente continuo, contenido a duras penas con cleanex de primeras, y después con el rollo de papel higiénico, que no está la cosa como para derrochar, toca vuelta a la farmacia, la misma de la que salí el otro día, en busca de más jarabe y remedios para lo que esto sea, que no hay manera de sacárselo de encima. Que puede, según internet, ser un sublinaje de la Omicron, o una buena gripe o un catarro de los de toda la vida; el caso es que contra los sublinajes llevo ya las cuatro vacunas reglamentarias y contra la gripe, la correspondiente, así que los deberes hechos, pero que si quieres, esto no se acaba.

Y dice la boticaria que le está pasando a mucha gente, catarros que duran dos semanas, que cuando parece que empiezan a remitir, vuelven como si nada, que lo mejor es tomar vitamina C de un gramo, que lo de tomar naranjas y limones está muy bien, pero el gramo de vitamina C, imprescindible, y me lo dice con todo un expositor de Redoxones naranjas cubriéndole las espaldas, que lo cortés no quita lo valiente y lo suyo es un negocio y ahora toca la vitamina C.

Me voy a la competencia, el herbolario que está enfrente, a preguntar por el complemento vitamínico, (he visto un poco caros los Redoxones de la farmacia) y la herborista me saca su muestrario mientras me certifica lo mismo que la otra, que esto dura dos semanas de toses y mocos a troche y moche, así que me decido por un bote de 90 cápsulas de 1 gramo de vitamina C (somos dos los dolientes) y a ver que pasa. No es que le tenga mucha fe al remedio, pero a estas alturas, si hay que hacer el pino puente para recuperar la compostura, pues se hace.

Menos mal que me puedo asomar al balcón y hacer alguna foto para levantar el ánimo. ¡Señor, que lucha!

jueves, 23 de febrero de 2023

El Peluquero y las Estrellas


Yo creo que el calentamiento global me está afectando malamente a mi también. Echo la vista atrás y llevo una sequía “bloguera” de casi !DOS AÑOS! ¿me habrá bajado el nivel freático del coco?, y hablando del coco, resulta que por efectos de la genética, la gravedad, el paso del tiempo, o vaya usted a saber el motivo o la conjunción de unos cuantos, mi frondoso tupé de la juventud se ha quedado en la “t” y el resto con más claros que la sabana africana, por lo que desde hace unos años, cuando bajaba a Antonio, mi peluquero de toda la vida (literal, desde la universidad), le pedía que me pasara la máquina al uno por todo el melón, porque así no me tenía que peinar y es más cómodo para ir y venir con el casco de la moto...

Pero, hete aquí que desde la última vez que me puse en sus manos, allá por el verano pasado, lo he ido dejando, y dejando, como el blog, y resulta que cuando ya me planteé en serio hacerle una visita, se había puesto de moda lo de raparse las sienes a lo futbolista y el personal andaba pillando la tiña a destajo en las peluquerías. Que no digo que Antonio no desinfecte convenientemente las cuchillas, que seguro que sí, porque siempre ha sido un hombre muy curioso con su material, pero por si qué, pues aún no he ido y tengo unas greñas que en poco me voy a parecer a Santiago Segura, el de Torrente. Alguna ventaja sí me está aportando la situación, pues llevo la cabeza un poco más abrigada con estos fríos que se nos vienen y van, le he podido dar rienda suelta a mi imaginación ensayando ante el espejo peinados alternativos… y como dicen que las canas no se caen y yo no tengo otra cosa, pues como que me veo en senador romano y sigo dejando pasar el tiempo…

Ayer por la tarde, saliendo de la farmacia, donde me hacen la ola cada vez que voy, por la frecuencia, supongo, y que está cerca de la peluquería de Antonio, pensaba que definitivamente no me va a quedar más remedio que pedirle cita para que me pase la desbrozadora de una vez, y en estas, miré al cielo y en un rincón limpio pude ver reunidos a la Luna con Venus y Júpiter en un palmo de la mano estirando el brazo, y me pareció tan bonito, que me olvidé de mi alopecia, del peluquero y de la farmacia, para hacer una foto, primero con el móvil y luego desde casa con la cámara, para inmortalizar la conjunción de los astros.