Yo creo que el calentamiento global me está afectando malamente a mi
también. Echo la vista atrás y llevo una sequía “bloguera” de
casi !DOS AÑOS! ¿me habrá bajado el nivel freático del coco?, y
hablando del coco, resulta que por efectos de la genética, la
gravedad, el paso del tiempo, o vaya usted a saber el motivo o la
conjunción de unos cuantos, mi frondoso tupé de la juventud se ha
quedado en la “t” y el resto con más claros que la sabana
africana, por lo que desde hace unos años, cuando bajaba a Antonio,
mi peluquero de toda la vida (literal, desde la universidad), le
pedía que me pasara la máquina al uno por todo el melón, porque
así no me tenía que peinar y es más cómodo para ir y venir con el
casco de la moto...
Pero,
hete aquí que desde la última vez que me puse en sus manos, allá
por el verano pasado, lo he ido dejando, y dejando, como el blog, y
resulta que cuando ya me planteé en serio hacerle una visita,
se había puesto de moda lo de raparse las sienes a lo futbolista y el personal
andaba pillando la tiña a destajo en las peluquerías. Que no digo
que Antonio no desinfecte convenientemente las cuchillas, que seguro
que sí, porque siempre ha sido un hombre muy curioso con su
material, pero por si qué, pues aún no he ido y tengo unas greñas
que en poco me voy a parecer a Santiago Segura, el de Torrente.
Alguna ventaja sí me está aportando la situación, pues llevo la
cabeza un poco más abrigada con estos fríos que se nos vienen y
van, le he podido dar rienda suelta a mi imaginación ensayando ante
el espejo peinados alternativos… y como dicen que las canas no se
caen y yo no tengo otra cosa, pues como que me veo en senador romano
y sigo dejando pasar el tiempo…
Ayer
por la tarde, saliendo de la farmacia, donde me hacen la ola cada vez
que voy, por la frecuencia, supongo, y que está cerca de la
peluquería de Antonio, pensaba que definitivamente no me va a quedar
más remedio que pedirle cita para que me pase la desbrozadora de una
vez, y en estas, miré al cielo y en un rincón limpio pude ver
reunidos a la Luna con Venus y Júpiter en un palmo de la mano
estirando el brazo, y me pareció tan bonito, que me olvidé de mi
alopecia, del peluquero y de la farmacia, para hacer una foto,
primero con el móvil y luego desde casa con la cámara, para
inmortalizar la conjunción de los astros.
Me alegra que estés de vuelta. Te echaba de menos
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