domingo, 12 de mayo de 2024

Coneja con Gurullos

No dejes para mañana...

Buenos días a tod@s, esta mañana me he levantado a una hora prudencial, -en la que Domingo Antonio y Lola, no solo se habrán repuesto de nuestra invasión sabatina, sino que la una habrá puesto en solfa la casa y tropecientas cosas más, y el otro estará finalizando su interminable lista de tareas agricola-ganaderas-, con la necesidad de decir lo siguiente, sin que sirva de precedente. 

Y es lo mucho que disfruto en estas jornadas de esparcimiento gastronómico-festivo, en las que lo más importante son esos magníficos personajes que he conocido gracias a mi magnífica esposa, y cuya amistad (vamos, que me soporten), espero conservar hasta el fin de los tiempos, al menos de los míos, claro. Ayer disfruté como un enano del hábil corte infligido por Jesús con precisión quirúrgica a los embutidos y quesos de los que llegaron provistos los Cuatro Fantásticos y a los que les quité la sombra (del coche) a cuenta de un Caracol y un Conejo de caza mayor. 

Lola, siempre al quite, incansable y eficaz, nos regaló el paladar con un guiso buenísimo del que formaron parte, entre otros, una coneja y unos "gurullos" (palabra nueva para mi acervo personal), dando forma y sabor a una receta típica del poniente murciano y oriente almeriense, que le salió redonda. Como redondo le salió el flan de café (descafeinado, por supuesto), y que, a mi humilde entender, siempre se queda pequeño de lo bueno que está. Por rematar la parte gastronómica de la jornada, destacar las refrescantes aportaciones de Ana y Juan con sus propuestas de gazpacho casero y ensalada de piña (escasas también, dada mi glotonería desmedida), que pedían repetición a gritos.

Salpimentando el menú, pero no por ello menos importantes, las almendras fritas, las empanadillicas de bocado, las cervecicas frías, los vinos de colores, la sandía reventona y refrescante… una mención rápida a la panceta ibérica salmantina que Jesús me puso delante y a la que no pude resistirme…, y el remate del café en esas tacitas coquetonas de colores con el tamaño justo para tomarte un par de ellas tan ricamente con un trocito -lo digo en singular eufemístico- de madalenón. 

Dicho lo anterior, para mí, como se habrá podido inferir de las líneas anteriores, aún siendo importante la componente gastronómica de la jornada, aunque esta hubiera consistido en bocata de tortilla con pimientos y agua de la fuente, me habría compensado igualmente por la parte festiva de la misma como decía al principio. Porque festivo es compartir con vosotros penas y alegrías, repasar el huerto fresa a oliva, almendra a cebolla, breva a tomate, árbol a árbol, pollo a conejo con Domingo Antonio a quien se le hace los dedos huéspedes entre sus tesoros y sus ojos brillan de un modo especial cuando te cuenta de sus cosicas. 

Con Quitina, especialista en renacer de sus contratiempos; nunca nadie se habrá caído, roto algo y recuperado con tanta fuerza, presencia de ánimo y buen humor como ella. ¡Que buena pareja hace con Jesús! Un sabio con corazón de oro y una sensibilidad impresionante escondidos tras un corpachón que no invita al encontronazo frontal, pero que hace las delicias del contertulio cuando tras una finta compartes un rato con él. 

Para cuerpecico de sílfide ya está Encarna, la alegría de la huerta, de su casa y de cualquier sitio donde se encuentre, nunca la he visto seria, siempre con la sonrisa a flor de labios, animosa, activa… y lo entiendo, porque José Luis sí que es un cuerpo y no el de Bomberos… ahí le cabe… lo que no está escrito. Todo humanidad, de la física, y sobre todo, de la otra; ¿qué puedo decir de él?, lo primero que se me viene a la cabeza es que es buena gente, que se desvive por los demás, que es amigo de sus amigos, apabulla con su cariño, y si te tiene que crujir los huesos, pues no se corta y te cruje. 

Ana y Juan, Juan y Ana, yo los veo como acostarse en Pekín y levantarse en Bogotá, tan distintos y tan complementarios como que sin el uno no podría existir el otro ¿con cual me quedo? Con los dos, por eso mismo. Ana es mi coralista preferida, bichóloga de cabecera y buena hasta decir basta; todo en ella es dulce, suave, amable… un gozo tratarla. Como a Juan, que mojados tiene los hombros de tanta llorera como soportan, con una paciencia y ciencia infinitas escucha dolores, entuertos, maldades, cuestiones médico-sociales, lo que le echen, siempre tiene la palabra justa, el consejo útil y el botón de desconexión de alarmas inútiles preparado, y eso que dice que se ha jubilado, aunque de algunas cosas… 

No me he olvidado, no, ¿Cómo hacerlo? Comencé hablando de la hormiguita silenciosa del guiso de “gurullos” con coneja, Lola, directora de orquesta, sin la cual ni este, ni cualquier concierto sonaría afinado. No deja nada al azar. A las 6 de la mañana, todos los días, y seguro que hoy también, afina sus sentidos, plantea su esquema sin necesidad de papel y lo hace realidad con la precisión de Mary Poppins, y ¡sin necesidad de volar! Esto es solo un detalle de una personalidad excepcional y no quiero darle más a la tecla (entrando en lo personal-emocional) porque no quiero que piense que lo hago por el guiso y por que se repita. 

Aitana e Irene, un resoplido de juventud que da gusto se cuele entre nosotros, porque al fin y a la postre, sois las representantes de lo que ha dado y da sentido a nuestras vidas. 

Y ¿Marián qué?, pues Marián es mi maga particular sin cuya magia, seguramente yo no sería capaz de verme en situaciones tan placenteras y positivas como la de ayer, por lo que hoy, mañana y siempre le doy las gracias.



2 comentarios:

  1. Querido Fernando,qué bonitas palabras nos dedicas a todos, me gustaría escribir como tú para poder cerrar el círculo de piropos dedicándote a tí unos cuantos como que eres muy buena persona, sensible y que disfrutamos con tus fotos y con tu blog...y que suscribo todo lo que dices de lo bien que lo pasamos en estas reuniones festivo gastronómicas!! 😘

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  2. Me has emocionado Fernando, que destreza para escribir desde la sinceridad del corazón ❤️. Me ha conmovido tu generosidad, afabilidad y capacidad de disfrutar y saborear cada uno de nuestros encuentros. Eres auténtico y encantador: UN BESAZO

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