Confinamiento 18.04.20 |
Confinamiento. 18.04.20 |
A quien corresponda.
Tooodas las noches sin excepción, el pequeño
naranjo ornamental situado en la acera junto a los contenedores
soterrados sufre la misma agresión. Desde que el camión de la basura dobla la
esquina de la calle y el conductor pulsa el botón que pone en funcionamiento el
mecanismo hidráulico que saca a la luz los contenedores, el pobre
árbol se prepara para lo que le espera: el uso y abuso de su espacio vital
mediante el achuchón que le propina el condenado mecanismo.
¿Quién es el culpable del desatino?, ¿el
ingeniero que tomó medidas para la instalación de la fuente de reciclaje?, ¿el
albañil que preparó el alcorque, o el jardinero que después plantó el
arbolillo? y, ¿quién estaba primero, el contenedor o el árbol?
El culpable, sin duda alguna, es el árbol, por la
insensatez de su mera existencia, y, como la naturaleza es sabia, el arbolillo
no crece, no medra, no pierde su flexibilidad y, de ese modo, aguanta noche
tras noche el embate del grandullón sin quebrarse.
Así que, como el árbol, no busquemos culpables,
porque todos los presuntos se la pasarán al contrario, y cuando no quede a quién,
acabaremos señalados y habremos de cimbrear la cintura y adaptarnos a lo que
venga para sobrevivir.
Pero con la cabeza alta, porque tontos, tontos, no somos y tomamos nota.
Interesante reflexión, muy interesante.
ResponderEliminarSi se me permite discrepar, este seguidor aporta otra visión del suceso, un enfoque que rebosa "buenismo" y en el que se exime de culpabilidad para todos los protagonistas implicados en el mismo, tanto para los que se citan como directamente implicados, como para todos -y son muchos- aquellos otros actores y cómplices por acción u omisión: Veo un lindo arbolillo esperando paciente y expectante durante el día la llegada nocturna del colaborador necesario en el afectuoso abrazo ("achuchón" quizás sea pretencioso, no sé, no sé) que le llega del buzón de recogida del contenedor de residuos (ya he iniciado una campaña de recogida de firmas para suprimir la calificación de "condenado mecanismo"). Cuánta felicidad se desprende del aspecto curvado del arbolillo preparado mañana, tarde y noche para el tosco y fugaz abrazo diario, con cuánta alegría se le ve cuando llega el camión Celestina y con qué resignación le despide, sólo un mensaje de "gracias por hacernos felices una noche más, amigo camión, buenas noches hasta mañana", y ni un lamento, ni una queja.
Arbolillo querido, que ejemplo tan lindo nos transmites.
Magnífica interpretación de otra cara de la moneda, muchas gracias por colaborar y enriquecer este rinconcillo al que últimamente le dedico menos atención de la que se merece y me gustaría. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarMe quedo sin palabras ante tan intrépida explicación, tan exacta, tan convincente, tan positiva. Sí, en efecto, más que culpables, lo que hay es emoción para un pobre arbolito indefenso. Amores entre un camión y un naranjito. Da para un cuento. Felicidades.
ResponderEliminarMe encantan vuestras reflexiones y comentarios positivos, sin señalar culpables, como se "humaniza" la dura existencia del pobre arbolico.
ResponderEliminarDándole otro enfoque un tanto más crítico es un claro ejemplo de nuestra realidad. Contamos con recursos, medios técnicos, profesionales teóricamente bien preparados, pero nos falla lo que probablemente es lo más importante: Planificación, coordinación y trabajo en equipo.
Estos conceptos son básicos en otros países con otra mentalidad. Cuando lo consigamos ... nos salimos.