martes, 27 de mayo de 2014

Adivina

Gaviota adivina 1

Cuando uno quiere realizar un trabajo serio sobre un tema que desconoce absolutamente y que solo le suena de lejos, lo primero que tiene que hacer después de ponerse en situación, es documentarse recabando toda la información posible y contrastada sobre el tema en cuestión.

Un vez los mimbres sobre la mesa, llega el momento de componer el cesto y de contar la historia. En este caso, una historia tan ñoña como la de una gaviota oteando el horizonte encaramada a una esfera de cristal.

Podía haber estado en cualquier otro lugar, pero estaba ahí y por lo curioso de la imagen, la retraté. Y ya está: una gaviota, una reluciente bola de cristal, un símil facilón, y ya tengo el principio de la historia de la gaviota adivina.

Resulta que hace cuatro años saltó a la fama un bicho adivino con motivo del Mundial de Futbol de 2010 y que ya había hecho sus pinitos en la Eurocopa de 2008: El archiconocido Pulpo Paul, inquilino del Sea Life Centre en Oberhausen, Alemania, quién con bastante ojo, acertó un montón de resultados a base de encaramarse en lo alto del la bandera del país ganador para comerse la almeja.

Gaviota adivina 2

Como la envidia es muy mala, al bueno de Paul le salieron competidores por todas partes: otros pulpos, Pauline de Paises Bajos, o Xiaoge de China; Maní, la cotorra de Singapur y Apelsin, un cerdo potamoquero de un zoo de Estonia, predijeron que la selección de Holanda ganaría la final. En cambio, junto al pulpo Paul, el cocodrilo Harry el Sucio, de Australia eligió también a España como vencedor y ninguno de los anteriores se atrevió a chistarle.

En España también tuvimos nuestro pulpo predictor: el pulpo Iker (por Casillas), aunque no atinó en colocar al Real Madrid como ganador de la Champions de 2011, equivocándose por tres años en el vaticinio. Nadie es perfecto.

Con los antecedentes citados, está claro por donde va mi conclusión: se avecina el Mundial de Brasil y España necesita un empujoncito en su carrera hacia la gloria, y ahí entraría Virtudes (así llamo a la gaviota) y la posibilidad de firmarle un contrato, para que a tiempo completo y desde lo alto de su bola de cristal, se dedique a vaticinar los éxitos de nuestra selección hasta el triunfo final.

El método de vaticinio y los detalles menores se los dejo a los expertos, yo solo pongo la idea sobre el tapete.

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