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Viaducto entre limoneros |
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Viaducto sobre la plataforma |
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Rumbo a Murcia |
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Semáforo |
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Dos trazados |
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Viaducto huertano |
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Apeadero de Beniel |
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Andén moderno |
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Viaductos y acceso al apeadero de Beniel |
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Estructura sobre las vías |
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Sala de espera con reloj y poco más |
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Mientras llega el Ave... Cercanías |
Entre huertos de naranjos y limoneros avanza el AVE o el LAV inexorable y lentamente hacia Murcia. La plataforma es una enorme lengua blanca que se desplaza como el frente de un glaciar, centímetro a centímetro hacia su destino. Atrás quedan tierras expropiadas y pueblos divididos, aunque también deja lo que es más importante, la traza de una infraestructura que nos ha de traer avance y prosperidad en un futuro aún incierto.
Bajo los impresionantes viaductos coexisten la línea convencional con el nuevo trazado, al que, aunque aún le faltan el balasto y las vías, la catenaria y las vallas de separación que lo harán invulnerable, ya es una realidad a escasos quince kilómetros de la ciudad de Murcia, o de su pedanía Los Dolores, donde parece que por mor de la crisis se ubicará finalmente la estación definitiva/provisional, que en un par de años permita a los murcianos viajar a Madrid en tren, (eso sí, por Alicante) en poco más de dos horas.
Beniel, partido en dos, luce un coqueto apeadero, moderno y funcional, donde todo es automático, tanto, que no hay ni ventanilla para sacar billetes (o al menos yo no la vi), con una sala de espera austera y reluciente que recuerda la de un centro de salud, aunque con menos asientos y como únicos usuarios, los viajeros de los trenes de cercanías con Alicante, y me imagino que también de algún media o larga distancia camino de Valencia o Barcelona e incluso Montpellier.
De estos pequeños cercanías se apean algunos usuarios con su bicicleta de la mano y que tras acomodarse la mochila a la espalda, montan en ella y abandonan la estación en un magnífico tránsito entre sus casas y sus lugares de trabajo o estudio.
Mientras, en Murcia, a la altura del paso a nivel entre Santiago el Mayor y El Carmen, un grupo de irreductibles miembros de la Plataforma Pro Soterramiento de las Vías despliega esporadicamente sus pancartas exigiendo que las vías sean subterráneas a su paso por la Ciudad, lo cual sería genial de conseguirse, aunque hoy por hoy, quizá lo más sensato sea pedir un paso subterráneo para los vehículos y una pasarela peatonal para los vecinos y así, quizá, ante el menor gasto necesario, tanto ADIF como las administraciones involucradas se rascasen el bolsillo y mejorasen la seguridad y la comunicación entre estos dos barrios murcianos.
Digo.
OK.
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