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Gato de paso |
Yo nunca me compro calendarios aunque me gusta rodearme de ellos. Ya se que ahora el calendario y la agenda te los lleva el teléfono, pero a mi siempre me ha gustado apuntar los eventos familiares, médicos y de diverso pelaje en el calendario de la cocina. Ese es el principal, la hoja del mes en curso pegada con imanes en la nevera. Y no es pequeño, es tamaño oficina, que siempre pido en el trabajo que me guarden uno y así lo hacen. De La Gráfica, para más señas; con unos números a prueba de miopes, y el santoral y los cuartos de luna a tamaño natural.
También tengo uno pequeño de mesa para el trabajo y otro más, de los de colgar, que normalmente lo pido en el banco, pero que este año ni se me ha ocurrido ir a buscar. Así que sin saber si iba a conseguir mi calendario de La Gráfica, ni el del banco, ni siquiera el pequeño que siempre me lo traía el bueno de Manuel Mirón del SCRATS, y que tampoco ha podido ser, llegó el nuevo año totalmente huérfano de calendarios. Que dirás que vaya tontería, y lo será, pero para mi, animal de costumbres, lo de no tener calendario donde apuntar mis cosas me supuso una desazón tal, que en el pequeño reproduje el mes de enero en la última hoja, y en la tapa, por lo que pudiera pasar, el de febrero.
Y enero pasó sin calendario, pero en febrero me llevé la alegría de que en la oficina me habían guardado el de La Gráfica y que mi cuñada Mari, sabiendo de mis anhelos, me había comprado un pequeño calendario de sobremesa, así que solo me faltaba el del banco, que podría haber pasado de él, pero pudiendo, hice lo que nunca en la vida: me compré uno en Carrefour. De gatitos. Había varias opciones. Pero fue de gatitos, y aquí lo tengo frente a mí mientras escribo, con un gatito sonriéndome todo el mes y a punto de conocer al siguiente (mes y gatito)
Y es que siempre me han gustado los gatos. No es que no me gusten los perros, que también, aunque lo que siempre he tenido han sido pájaros, que ocupan poco y no hay que salir a pasearlos, ni recoger cosas calientes con la mano y eso... Mira, con los gatos no se pasea y, por lo tanto, tampoco hay que recoger nada, un punto a su favor en mis preferencias. Además los gatos son aseados, van a su bola y te hacen caso cuando quieren... y ronronean. Eso sí, no te defienden ni dan saltos de alegría cuando te ven, ni siquiera babean o ladran a horas intempestivas. A cada cual lo suyo. De los pájaros ya hablaré otro día, aunque ya lo he hecho en alguna ocasión hace tiempo: Epi. (esto es un enlace a la vez que me dio por hablar de los pájaros que he tenido, aunque ya hay que actualizarlo)
Pero hoy va la cosa de calendarios y gatos, que siempre acabo por los Cerros de Úbeda, así que, por si alguien tiene o ha tenido esta desazón mía, aquí le dejo unos gatos por si quiere confeccionarse un calendario con el que aliviarla, que ya hemos liquidado dos meses y mañana empieza marzo.
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Enero |
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Febrero |
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Marzo |
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Abril |
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Mayo |
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Junio |
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Julio |
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Agosto |
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Septiembre |
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Octubre |
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Noviembre |
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Diciembre |
PD. Para mis amigos Lola y Montesinos, que están teniendo un calendario muy apretado
Me encanta 😍
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