Submarino de Isaac Peral. Cartagena |
Aunque ya tiene sus añitos, pues lo
echaron al agua en 1888, el submarino de Isaac
Peral está hecho un chaval, y a pesar de que no consiguió entrar en
servicio y torpedear a los enemigos en su momento, ha sido mimado y cuidado con
esmero por si hubiera que echar mano de él en cualquier momento para reforzar
la flota española.
Hace unos días, saltó la noticia
de que el único submarino español en activo, el S-70 Galerna, de la
serie Tramontana, cuando lo iban a enseñar al público el Día de las Fuerzas
Armadas, en Cartagena, se había dado un trastazo con el muelle en el atraque, sufriendo
una rotura parcial en su casco, acompañada de una fuga de combustible y
había dejado de estar operativo, por lo que el arma submarina de nuestra
armada, al menos temporalmente, está desaparecida.
Será por eso, que mientras
reparan los maltrechos tramontanas para
volver al servicio activo, al vetusto ingenio de Peral le están lavando la
cara y acondicionando, para re-botarlo al mar armado con su torpedo y defender
a la Patria como su creador imaginó en su momento.
Abrir esa escotilla y entrar en
su interior (con botellas de oxígeno) debió ser como volver al pasado y
explorar el Nautilus.
Isaac Peral nació en el seno
de una familia de tradición naval en 1851 en Cartagena. Cuando tenía 7 años a
su padre, capitán de la Marina, lo trasladaron a San Fernando, en Cádiz.
A los 14 años Isaac Peral entró
en la Escuela Naval, y a los 16 se embarcó por primera vez como guardiamarina
rumbo a las Filipinas.
Proyecto del submarino |
Cuando España entró en guerra con
Alemania en 1885, Peral llevó al ministerio su proyecto, que se aprobó. Se le
destinó un presupuesto de 5 mil pesetas (30 euros actuales) con las que Peral
compró equipamiento extranjero para empezar sus investigaciones: aparatos
ópticos en París, accesorios y torpedos en Berlín, acumuladores en Bruselas,
aceros, motores eléctricos, hélices y tubos lanzatorpedos en Londres.
El primer submarino de la
historia se botó en Cádiz en 1888. A pesar de que no se le concedió
permiso para efectuar la prueba que había solicitado el propio inventor, que
era atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta,
el submarino demostró que podía navegar en inmersión a la voluntad de su
comandante, con el destino, rumbo y cota predefinidas y en mar abierto.
Botadura en Cádiz. 1888 |
El buque podría recorrer 132
millas a 6 nudos y 396 millas a 3 nudos con un solo motor. Se sumergía mediante
los acumuladores eléctricos que suministraban corriente a unas dinamos. Éstas
por rotación, hacían girar dos hélices dispuestas en el eje vertical del
submarino. Las hélices iban hundiendo la nave hasta que su resistencia era
inferior a la presión del agua.
También podía atacar, sin ser
visto, a cualquier buque de superficie. La Comisión Técnica alabó el éxito de
las pruebas del primer submarino de la historia, sin embargo las autoridades
desecharan el invento y alentaron una campaña de desprestigio contra la persona
de Peral, quien descorazonado por el injusto trato recibido, pidió y obtuvo la
licencia de la Marina en 1891.
Fuente: El submarino de Isaac Peral
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